La procesión y un espectáculo pirotécnico son el colofón final de los Moros y Cristianos de El Campello

Mucha gente, mucha devoción y mucha solemnidad. La procesión de la Virgen de los Desamparados y Santa Teresa puso ayer punto y final a los actos religiosos previstos con ocasión de las fiestas patronales y de Moros y Cristianos de El Campello.

Ha sido un acto muy seguido durante todo el recorrido, que contó con la presencia de autoridades locales presididas por el alcalde Juanjo Berenguer, cargos festeros, representantes de la Junta Festera de Moros y Cristianos, fuerzas civiles y militares y muchos festeros y población civil, todos ellos agradecidos por unas fiestas sin incidentes destacables.

Marca la tradición que, una vez acabada la fiesta, el capitán cristiano del año devuelva al alcalde de la ciudad las llaves de la villa que le fueron entregadas el primer día de festejos, simbolizando que el mando pasaba de manos civiles a militares para hacer frente al ataque y conquista del bando sarraceno.

Ese acto, cargado de simbolismo, se celebra a los pies del castillo festero instalado en la Plaza Saint Christol Lez Ales, con asistencia de todos los cargos festeros, la directiva al completo de la Junta Festera, las autoridades locales y muchos festeros y festeras, marcados todos con el pesar de que los festejos están a minutos de finalizar, pero a la vez contentos porque empieza de nuevo el ciclo y hay que empezar a trabajar para los Moros del año 2025, que necesariamente han de ser especiales dado que se cumplirán los primeros 40 años desde la constitución de la Junta Festera, que nació como ente encargado de la organización de las fiestas de Moros y Cristianos.

También es momento de agradecimiento y agasajos, con entrega de distintivos y recuerdos del ejercicio por parte del alcalde, Juanjo Berenguer, a los cargos festeros del año, en presencia de la concejala de Fiestas y Tradiciones, Marisa Navarro, buena parte de los concejales que integran la Corporación Municipal, la directiva de la Junta que preside Marga Sebastià y resto de asistentes.

Así, fue reconocido el papel desempeñado por los máximos representantes del bando cristiano: la banderera Carla Rubio Planelles, el embajador Pepe Bernabeu Abad, la capitana Alejandra Villaplana i Brotons, y el capitán Antonio R. Moñinos Baeza. También tuvieron su protagonismo los cargos del bando moro: la banderera: Inés Oncina i Riaza, el embajador David Gomis Martínez, la capitana: Clara Tarancón Baeza, y el capitán: Pedro Tarancón Almena.

Finalizado ese acto protocolario, únicamente faltaba que la pregonera de este año, Inmaculada Baeza Climent, “la Casimira”, accionara el mecanismo que daría lugar al espectáculo pirotécnico, guinda de los festejos, que agradó al público y se ajustó a la normativa actual, que impone limitaciones cuando se lanzan fuegos de artificio en los cascos urbanos.

SATISFACCIÓN

A la hora de hacer balance, todos coinciden: han sido unas buenas fiestas, cargadas de emociones, de momentos, diversión, solemnidad y de sensaciones.

Para el alcalde, Juanjo Berenguer, “la tradición está fuertemente arraigada en la población, la participación es altísima, y la gran familia festera ha demostrado una vez más que nuestra hospitalidad es una de nuestras banderas, y que sabemos aportar diversión a vecinos y visitantes”.

La concejala de Fiestas y Tradiciones Marisa Navarro, por su parte, destaca la sana convivencia registrada, la ausencia de incidentes destacables y el ambiente que se ha vivido en las calles, comparsas y barracas, “donde todos nos encontramos y, cada día, hacemos balance de cómo se van desarrollando los actos”.

En definitiva, satisfacción generalizada, con la sensación de haber desarrollado un buen trabajo que ha requerido de la participación de mucha gente.

Unas fiestas “sin incidentes destacables, como siempre”, destacan los mandos policiales y de Protección Civil

“Han sido unas fiestas magníficas, sin incidentes destacables y con mucho trabajo, como esperábamos todos”. Así se expresa el comisario jefe de la Policía Local de El Campello, José Antonio Cano, a la hora de hacer balance de la seguridad de los festejos.

Cada día, el máximo responsable del cuerpo asaba novedades al edil de Seguridad, Rafa Galvañ, que a su vez trasladaba la información al alcalde, Juanjo Berenguer, y la concejala de Fiestas y Tradiciones, Marisa Navarro. También informaba el cuerpo de voluntarios de Protección Civil, y el contacto con la Guardias civiles era constante.

Y pese a las voces agoreras esperadas y de rigor, pasó lo que tenía que pasar: la normalidad se impuso, y se registraron muy pocas incidencias, limitadas a la celebración de algún “botellón” que otro, requisado de bebidas alcohólicas a menores, la rotura de la luna de un vehículo, el establecimiento de controles de alcoholemias y tenencia de sustancias estupefacientes, y establecimiento de operativos de seguridad en todos los actos, especialmente los que se preveían multitudinarios.

“La profesionalidad de nuestros agentes policiales es innegable. En perfecta coordinación con la Guardia Civil y con el apoyo de Protección Civil, han resultado unas fiestas seguras, Mientras el resto se divertía, ellos y ellas trabajaban, por lo que trasladamos nuestro agradecimiento y el de toda la población”, señalan alcalde y concejal.

“En lo personal, como campellero, como festero y como alcalde, todo mi agradecimiento y aplauso a su implicación con las fiestas”, enfatiza el primer edil. “Son lo mejor que tenemos”.

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