Pascual Andrés Tévar

El paso tan decisivo y trascedente desde el trabajo intenso de más de 47 años, en el mundo de la asesoría laboral y del emprendedor, es imposible, desconectarlo en el tiempo transcurrido desde la jubilación de enero de 2024, y pienso que el camino de desconexión va a ser muy largo. Y se complica, cuando me está costando mucho, encontrar la forma de organizar la vida en toda su esencia, desde la jubilación. Así que, para no desmotivarme, y entrar en luchas interiores, a las que no encuentre argumentos suficientes, y que se conviertan en depresiones, voy a tener que mirarme a fondo dentro, y tratar de encontrar alicientes, para dar sentido a la vida, hasta en los más pequeños detalles. Y de eso, es lo que pretendo, a mi manera, reflexionar poco a poco.

En primer lugar, y sería un iluso, encontrar satisfacción, en este artículo, para entender que mi vida, desde la jubilación, ha cambiado tan brutalmente, que lo primero, que tengo, que tratar, de encontrar el camino para empezar, o al menos intentarlo, de entender , cual es el camino adecuado, para construir el nuevo futuro. Y soy consciente, que me va a costar mucho, pero atisbo, que existen alicientes, para , primero, desalojar de mi vida el aburrimiento, y segundo para tener cada amanecer algo en que pensar, en que motivarme, y en encontrar sentido a la vida, aun en las cosas más insignificantes, empezando por las rutinas más sencillas, y a la vez , las que llenan la vida, de pequeños argumentos, para salir de casa, y paseando al mismo tiempo, haciendo algo de ejercicio, voy dándole sentido a cada amanecer.
Cuando me vine a casa , desde la jubilación, me monté , no digo despacho, digo mi despacho, para encerrarme conmigo mismo, y mis papeles, y mi ordenador, y mi impresora, y como mi hijo lo tenía como su habitación convertida en despacho, pues me costó poco mentalizarme. De alguna, forma, el estresante, e infinito del despacho de la asesoría, lo había transformado, en otra forma de darle sentido a mi tiempo, sin horarios, sin calendarios, pero sí de hacer cosas, con mis pensamientos, y mis papeles, y los argumentos y motivaciones para intentar darle sentido.

Para de alguna forma organizarme, hay varios caminos, uno, el mis asuntos personales y familiares, dos el de mi vocación por escribir cada semana a través del buen periódico , a los que considero amigos SOMOS RASPEIG, tres, el de la Peña Madridista San Vicente del Raspeig, cuatro, el de los amigos del alma, y los otros amigos del alma, y quinto el de los amigos y amigas de la convivencia de cada día, en mi querido San Vicente del Raspeig, y con el mundo. Y pienso, que con estos caminos, voy a tener argumentos, por duras que sean las circunstancias, para levantarme con moral necesaria, para seguir adelante, con un poco de ilusión, y en libertad, y con ganas de vivir, y de compartir.

Por otra parte, estos distintos senderos y retos, no surgen ordenamente, ni todos los días, ni con la misma fuerza mental. Pero si, forman un coctel, que me da motivos, y si no me los busco, para adentrarme, en alguno de ellos, sin previsiones, ni orden ni concierto, pero sí con de alguna manera, predilecciones, que me den motivos centrarme en alguno de ellos. Y en todo caso, siempre, consigo aislar el aburrimiento. Porque, al contrario, los desafíos, se presentan de improviso, y se va convirtiendo, casi sin quererlo, en un motivo de presión. Menos mal, que esa presión psicológica, la estoy controlando, pero a veces, quieras o no quieras, tienes que cumplir un límite de tu tiempo, para hacer las cosas, desde las insignificantes, hasta las que te obligan a pensar, razonar, meditar, reflexionarte, agobiarte, y ser , capaz, al final de tomar decisiones.

En medio de este debate interior, siempre es vital, tener claro, la organización de ciertos horarios, para estar a solas en tu despacho de casa, para estar a solas caminado, para estar con tu desayuno, con tu almuerzo, con tus comidas, con tu cafés, con tus copas. Para estar compartiendo con los amigos, o con las amigas, y para estar con tu compañera de la vida, con tu hija, a través de móvil o del WhatsApp, o en visitas cortas de un día cualquiera, pero bien organizado, porque vive en un piso o en centro, tutelado, o en visitas largas de unas horas en el fin de semana. Y en otros espacios más largos, para contactar con tu hijo en la tierra castellana de Alcázar de San Juan a través del móvil o del WhatsApp y, claro los tiempos, de alguna manera, siempre controlados, aunque no rigurosamente ciertos. Y en algunas visitas a casa con su compañero de la vida Pedro, para unos días, y convertirnos en una familia más amplia, y con otra visión, bien aceptada, compartir la vida de otra forma, y cambiar las rutinas aunque sea por unos días.
Pero, dentro de las improvisaciones , hace unas semanas, surgió, la impulsividad, de convencer, a la compañera de mi vida, sobre todo después de acudir la rutinaria consulta médica, de finales de febrero 2025, que era vitalmente necesario, que se convenciera de salir a caminar , todos los días un rato por la tarde . Y lo conseguimos durante una semana, pero el luego, el invierno despidiéndose con dureza, no permitió que continuáramos esos tiempos de caminar. Pero, hay algo, que después de tanto tiempo de quedarse en casa encerrada, le ha convencido. Y me agarro como a un clavo ardiendo. Para continuarlo, en cuento la primavera de 2025, nos de otra oportunidad, de seguir caminando juntos por las rutas hermosas de nuestra ciudad, que ya tenemos en nuestro pensamiento.

Este artículo, he tenido que interrumpirlo, por un ingreso en el hospital de Alicante del pasado 22-03-2025, y que el día 27-03-2025, me han dado de alta para volver a casa. Pero lejos, de disminuir las ganas de continuar escribiendo, las han empujado.

Así que, la vida desde la jubilación, no tiene límites, pero si es necesario, buscar su esencia, y elegir cada día un motivo, y que sea el aliciente para tener ilusión, y fe, para seguir adelante, y saber compartirlo, con la pasión de nuestra increíble luz mediterránea