Texto de Pascual Andrés Tevar

El pasado 31-08-2025 sobre las 18:20 horas aproximadamente, descubro a Carmen ,tumbada en el pasillo del aseo a nuestro dormitorio, como resultado de la caída accidental, que se queja de forma ostensible de la muñeca derecho, que entendemos tiene fractura, y de otros muchos golpes resultado de la caída, que me obliga, después de apoyarle la cabeza con una almohada y una silla, a llamar a Emergencias, que con una rapidez extraordinaria, la trasladan al Hospital General de Alicante, en una ambulancia medicalizada, y con la buena gestión del enfermero y enfermera, que hacen un trabajo impecable, y lleno de valores de solidaridad y apoyo, que les agrademos en todo momento.
En el Hospital General de Alicante, donde llegamos a las 18:43 horas, después de las gestiones necesarias, la trasladan al BOX nº 5, en la segunda planta de Urgencias en la cama nº 1. Y se pone en marcha, con rigor, y el protocolo adecuado, para aplicarle todo lo necesario, para realizar el proceso de las vías en el brazo, y las exploraciones, y controles. Y lo que es más importante, los rayos x , para para saber el alcance de la lesión en la muñeca derecha. Con el paso de la tarde-noche, que se me hace eterna, se confirma que tiene fractura impactada en el tercio distal de radio, en la muñeca derecha (según informe del Hospital). Y después de escayolar, y de una larga espera, nos dice la Dra. que la envían a casa, a las 23:48 horas, para iniciar el camino de la recuperación, que al menos, nos mentalizan que será de unas cinco o seis semanas.
Cuando, en taxis, llegamos a casa sobre las 12:05 horas, y empiezo, a darme cuenta, el enorme reto, que se me viene encima, intento, a mi manera, empezar el proceso de mentalización. Porque en mi vida, se me había planteado un reto como este. Es decir, estar pendiente cada día y cada hora, y cada instante, para cuidarla como se merece, y sin importar la hora y el momento de cada día.
El día 01.09.2025 los mareos nos hacen volver al Hospital, y después de poco más de horas en urgencias, en el mismo Box, nos volvemos a casa, sin tener claro el origen de los mareos. Pero esa es otra historia que seguiremos con el programado TAC , en el Hospital de San Vicente del Raspeig. Y que continúe controlada por la Dra. De Cabecera. Aunque con el paso de las horas el mareo se supera, pero el asunto de fondo, está por descubrir. Y entre tanto, trato de buscar la calma, y la buena sintonía, y ella, lo interpreta mejor que yo.
En el proceso de recopilación de acontecimientos, intento reflexionar, como sucedieron los hechos, y percibo, que a pesar de todo, tengo que dar gracias. Porque el momento del accidente, estaba en el comedor, alejando por un largo pasillo, del lugar donde produjo la caída. Y con el agravante, que no escuchaba sus llamadas de auxilio, porque tenía puesta la televisión, y no me llegaba su voz ya un poco apagada por los sucedido. Menos mal, que intuí, después de más de 7 minutos, porque me percaté, que tardaba en llegar a través del largo pasillo, a su lugar favorito, que era la cocina, para ver la tele, y saborear el móvil y la Tablet, con sus programas favoritos. Y encima, me pongo más preocupado, porque podría no haber estado en casa, por salir, como de costumbre, a tomar un café, y charlar con los amigos, en nuestro restaurante habitual. Con lo cual, el tiempo de espera, y de sufrimiento, tumbada en el suelo, podría haber sido de horas. Y sin posibilidad de avisar a nadie, porque el móvil lo tenía en la cocina, lejos del lugar de los hechos. Así que, ese Cuidador invisible, estaba haciendo un buen trabajo en esa tarde.
Desde el minuto uno, soy consciente, que tengo que asumir , cuidar a Carmen, con sus 72 años a cuestas, y yo con mis 74 años a cuestas, en todos los detalles de la vida diaria. Desde levantarse de la cama, desde ir al aseo, desde lavarse y asearse, desde prepararle las comidas , que encargo previamente, desde salir a la terraza, y darle y encender el cigarrillo, desde ayudarle a lavarse, vestirse, y prepararse, y, acompañarla desde casa a la peluquería, y recogerla, desde llevarle el móvil, y la Tablet, al lugar donde se encuentre en cada momento, desde llevarla al aseo, y ayudarle a asearse en los distintos detalles, desde darle cada medicación a sus horas, y ser meticuloso. Desde ayudarle, porque a su manera, se va apañando a manejar la mano izquierda con buen estilo, a poner la lavadora, y sacar la ropa, y pasármela para tenderla, en las cuerdas de la galería. Desde acompañarla al Hospital General de Alicante, para revisar en Consultas Externas su situación. Desde, ponerle la comida, que encargo, porque nunca me ha gustado la cocina, y de eso se encargó mi madre a conciencia. Desde limpiar la mesa, de fregar los platos, y todo lo demás. Y menos mal, que viene una limpiadora, a realizar una limpieza general de la casa, una vez por semana, o cada dos semanas. En definitiva, un mundo, que no había experimentado nunca, y que ahora me toca, asumir con todas las consecuencias. Pero eso sí, tengo una buena organización de los horarios, para tener tiempo de salir a por mí almuerzo, a por la comida, y para comprarle lo que a ella le gusta para cada comida del día, Y por supuesto, como ya venía haciendo desde hace tiempo, y especialmente desde mi jubilación, para ir a comprar al Consum, al Pollastre, esos buenos establecimientos, y encima cerca de casa. Las comidas y los almuerzos, está un poco más lejos, en el buen y acogedor restaurante El Jardín, pero me sirven de paseo, y de ejercicio diario. Y a otras historias varias, con la ayuda inestimable de sus notas, o de sus indicaciones, ahora que no puede escribir. Pero, con el paso de los días, se supera en la forma de manejarse, y ya no se hace necesario ayudarle para levantarse de la cama, para ir al aseo, y para otros pequeños, pero importantes detalles, que denotan, la capacidad de superación, y de lucha día a día.
Ahora queda esperar a la revisión de Consultas Externas del Hospital General de Alicante, y del TAC en el Hospital de San Vicente del Raspeig, porque parece, que lo que produjo la caída nos es de la tensión baja, sino que puede haber ansiedad , que eso es otro historia. Pero entretanto, estoy normalizando la situación. Es decir , quitar el componente de la angustia existencial, y darle al asunto, la forma, de un episodio más, de nuestras vidas, que nos da la oportunidad, de compartir juntos, muchos detalles, que no habíamos experimentado, y que le dan un nuevo sabor, a la vida en pareja. Y tengo muy claro, que Ella, es fuerte, y encontrará el camino de superación, porque ya lo palpo en los pequeños detalles.
Por otra parte, agradecer de corazón todo el inmenso apoyo moral, que nos nuestros hijos David, y Rebeca, y los Amigos y las Amigas, y la buena gente. Y que son, la buena medicina, que nos ayuda, de una forma increíble y mágica, a seguir adelante cada amanecer.
Así que, con paciencia, sin que me invada la ansiedad, de poner fecha a la salida de esta hermosa aventura, me estoy, mejor dicho, me he convertido en un cuidador, y le pongo pasión, porque es un hermoso reto que la vida me ha dado, mejor dicho nos ha dado, para redescubrir a la compañera de mi vida, después de más 48 años juntos. Y que trato de estar atento a todos los detalles, y aunque se me escapa alguno, siempre llego a tiempo de rectificar. Y eso sí, me agarro a la fuerza moral, y a la pasión serena, y sosegada, que me da, la certeza de estar, y luchar, más tiempo a su lado, enfrentándonos juntos, a los desafíos diarios , y teniendo siempre la referencia y la ilusión que me transmite nuestra increíble luz mediterránea.