J. Miguel Ibáñez Pastor (Militante de Esquerra Unida Raspeig)

El pasado día 8 de marzo, 8M, conmemoración del día de la mujer, tuve la fortuna y el acierto de asistir al acto que a tal efecto realizó la PIR, Plataforma por la Igualdad Raspeig.

Un acto perfecto en cuanto a organización, erudición de las ponentes, profundidad del mensaje y objetividad en su compromiso en favor de tan noble causa como es no cejar en la defensa en pro de la igualdad de los derechos de la mujer y la denuncia ante la execrable situación de los constantes asesinatos que se vienen produciendo causados por el terrorismo machista que algunos energúmenos insisten en negar.

Mi más sincera enhorabuena y les ofrezco desde mi humilde persona todo mi apoyo y solidaridad en su admirable entrega, y animo a este puñado de mujeres integradas en esta asociación a continuar en el camino de conseguir una sociedad más justa e igualitaria.

Al margen de lo anteriormente comentado, lo que más me maravilló, fue la FE. Si la FE en una causa que les aúna con un mismo fin, lejos de las acusaciones que desde sectores reaccionarios les acusan de fanatismo, nada más lejos de esta malintencionada expresión es el ejemplo que dan sus componentes que no se dejan amilanar por los constantes insultos, incluso amenazas que reciben constantemente.
Se autoproclaman RADICALES, sí, perfecto. El término radical expresa profundizar en las raíces de la causa, analizar una idea o un objetivo radicalmente es dejar a un lado los paños calientes que desde la hipocresía y falta de compromiso muchas organizaciones políticas y sociales afrontan el tema del feminismo desde una posición paternalista que denota su posición patriarcal, u otras que atacan con saña a este movimiento, que como recalcitrantes reaccionarios se oponen a cualquier avance en lo que respeta a la igualdad y la justicia social, incluso llegan a negar la existencia de la violencia de género.
Hablando de FE, no puedo eludir de mi cabeza la proximidad de la celebración de la Semana Santa, tan ansiada por muchos, principalmente lo que a periodo vacacional representa.

En breves fechas veremos desfilar por las calles de la gran mayoría de nuestras ciudades y pueblos esas suntuosas procesiones con imágenes, muchas verdaderas obras de arte de una calidad muy alta, montadas en lujosos pasos colmados de oropeles y costosísimas joyas en las coronas de la Virgen María, madre de Jesús, señora que vivió como su hijo en la más extrema pobreza.

Desde mi posición de agnóstico, más cerca del cristianismo laico y del Jesús que anduvo en la mar, como dijo el poeta, que del nacional catolicismo que queda reflejado en estos espectáculos, llego a escandalizarme del escarnio rozando la blasfemia y el paganismo que dejan de manifiesto con semejante representación.

Contemplaremos a las autoridades de órganos del estado y municipales en primera fila, vistiendo sus mejores galas en posiciones de privilegio tras los pasos, con semblante suntuoso, más por exhibición que por devoción con manojos de velas o cirios enormes, para proyectar más luz que aquellos que más modesta y anónimamente participan en filas a los lados. Todo un baño de masas. Nada más vil que utilizar la pasión y muerte del hijo de Dios para sacar rentabilidad política, más en un país aconfesional constitucionalmente

¿Dónde queda la FE que antes citaba?
Según la RAE, la define como “Conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas”.

Para ser fiel a unas creencias hay que ser fiel a ellas y perseverar en su defensa y seguimiento.
Si estas personas actúan, según ellos guiados por su FE, prioritariamente deberían seguir el ejemplo y palabra de Jesús durante su vida política y privada. No se puede presumir de la FE en Cristo, que se sacrificó por un mundo mejor y más igualitario, que se rebeló contra los fariseos que se aprovechaban de la FE de los creyentes para ponerla a disposición de los poderes políticos. No pueden hipócritamente llamarse fieles a la figura de Jesucristo mientras niegas el pan y la sal a los necesitados, impiden al prójimo que consiga una oportunidad para que sus hijos tengan un mínimo de bienestar y futuro, aunque sea allende de sus países de origen, apoyan a aquellos que oprimen a naciones enteras para explotar sus recursos naturales, respaldan políticas imperialistas y expansionistas que desalojan a pueblos que habitan dichos territorios históricamente, se oponen a medidas y leyes que mejoran la calidad y nivel de vida de los más humildes, y decenas de herejías más.

Y ahora, en Semana Santa, os exhibiréis públicamente, quizás para exculpar de vuestra mente todas las malas conciencias, el que tenga conciencia, pero tener claro que no engañáis a nadie.