Somos L'Alacantí

El nuevo periódico de la comarca

COMERCIO DE SAN VICENTE

El Campello LOCAL

Ángel Sánchez: «Un melón por abrir»

Opinión

Cualquier empresa precisa para su buen funcionamiento de una organización. Pero la administración municipal no es una empresa cualquiera: es una empresa cuyos “clientes” son los y las ciudadanos y ciudadanas y cuyo objetivo es mejorar su vida en el marco de un actividad definida por un marco normativo pensado para tratar a todos y a todas de igual manera. La indiscrecionalidad ha sido y sigue siendo un objetivo y un valor: igualdad de trato. No obstante y pese a considerar que ese y otros objetivos normativos se cumple con cierta pulcritud, creo que no exagero al afirmar que en los tiempos que corren la administración no goza del prestigio necesario como parte del entramado político-administrativo que rige la convivencia colectiva.

La administración municipal se ha convertido en un melón que, a priori, podría tener un aspecto normal, pero que no se ajusta a su aspecto si se la somete a un análisis suficientemente crítico. Evidentemente mi opinión tiene un claro sesgo: el  haber conocido una organización diferente regida por unos valores (en mi opinión) diferentes. Pero creo que no es demasiado difícil (para cualquier observador lo suficientemente independiente) ver que la actual estructura administrativa municipal sufre desajustes que la exponen peligrosamente ante la opinión pública como un problema y no como una solución que pueda incidir en mejorar su vida y la de sus vecinos y vecinas.

Si hablamos de política, inevitablemente tenemos que hablar de administración, pues quien dirige la política por designación ciudadana, precisa de una estructura burocrática que desarrolle y de carta de naturaleza jurídica y económica a las decisiones que puedan adoptarse políticamente. Los políticos tienen la obligación de cumplir con el principio del interés general (evidentemente desde una perspectiva política porque para ello han sido designados a través de la agregación del voto ciudadano en las urnas), y los “burócratas”, (osea, el personal al servicio de la administración haciendo incapié en la expresión “al servicio de la administración y no del gobierno de turno) son los responsables, desde el puesto que éstos tengan en la estructura, de desarrollar técnica y económicamente las decisiones adoptadas con ajuste a las normas técnicas y legales. Por lo tanto, la decisión de iniciar el análisis de la organización administrativa municipal, pese a no haber trascendido como un hecho noticiable o merecedor del marketing político al que nos tienen acostumbrados los miembros del gobierno, creo que requiere una especial atención por parte de la ciudadanía, pues la conclusión de éste análisis (y su reforma) afectará directamente (positiva o negativamente) a las políticas que pueda disfrutar o incluso sufrir.

La Relación de Puestos de Trabajo (RPT) es el instrumento técnico sobre el que la administración diseña y concreta su estructura de personal con el objetivo máximo de adecuarla, no al criterio coyuntural del gobierno, sino a las necesidades del servicio público en su doble dimensión ( interna y hacia la ciudadanía). Por lo tanto uno de los primeros retos es resolver el conflicto: diseñar una organización “ a medida” de los intereses internos de la propia estructura o adaptarla para que el cumplimiento del principio de servicio público sea efectivo.

Cualquier propuesta de reforma que pretenda ser duradera deberá asumir una idea, en mi opinión, clave: mejora de los canales de comunicación entre la propia administración y la sociedad, legitimándola como institución sujeta al Estado de Derecho pero conectada con la realidad de la sociedad a la que sirve. De ahí que esa reforma deba contar con la pluralidad política representada si en verdad la pretensión es conseguir una organización que vaya consolidando su calidad y eficacia sin estar sujeta y constreñida a las tensiones partidistas propias de los procesos electorales de nuestro sistema político.

Creo que el inicio de la revisión de la RPT es un paso de la suficiente importancia como para que la ciudadanía conozca cuales son los objetivos que se persiguen, por lo que abrir éste(complejo) melón no debería tener únicamente una dimensión interna, sino abiertamente pública y exactamente igual de plural que la sociedad a la que sirve.

DEJA UNA RESPUESTA

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *