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Ángel Sánchez: «¿Confrontación táctica?»

Opinión

Hace unos días “saltaba” la noticia de una posible moción de censura en El Campello. La oposición se estaba reuniendo con Ciudadanos, socio principal del PP en el gobierno de coalición surgido de las urnas en 2019. El ecuador del mandato parece que era el momento de plantear el enésimo desencuentro entre el PP y Ciudadanos.

En la prensa se han sintetizado el sin fin de diferencias que PP y Ciudadanos han tenido desde que se inició el mandato: urbanismo, piscina, agua depurada, etc. Parece evidente que los “roces” entre los dos socios de gobierno han sido un continuo desde prácticamente el primer día que se sentaron juntos en la Junta de Gobierno. Pero, ¿ha cambiado algo para que el rumor de una moción de censura tome fuerza?. En mi opinión, y respecto al gobierno, nada. Por el contrario, la “fortaleza” de Ciudadanos como partido bisagra se ha ido debilitando: las elecciones catalanas pusieron negro sobre blanco lo que era un rumor a voces: ciudadanos había dejado de ser útil a la ciudadanía. Los comicios en la Comunidad de Madrid fueron la guinda a un proceso de agonía que, si nada lo remedia, tendrá su colofón en el período electoral de 2023 ( Generales, autonómicas y locales).

En El Campello el gobierno de coalición nace (como he argumentado en varias ocasiones) con un déficit importante: no existe programa de gobierno. No existen acuerdos sobre las líneas generales a desarrollar por un gobierno compuesto por dos partidos diferentes y que pese a compartir gobierno, evidentemente no comparte estrategias políticas. Y de eso creo que se trata: de estrategias.

No hace mucho comentaba que, en mi opinión, el aguante del PP en el gobierno municipal se debía a una estrategia perfectamente diseñada para presentarse ante la ciudadanía como la “victima” de su socio (Ciudadanos). De ahí que los diferentes desencuentros, además de pertenecer al legítimo terreno de la decisión soberana de cada organización ( máxime sin un documento que establezca qué, qué no y como), no hayan provocado una reacción ante los “desaires” (exigida, por otro lado, incluso por un grupo de la oposición). Si nos retrotraemos al pasado mandato, tendríamos un ejemplo de  una estrategia diferente a la que desarrolla el PP respecto a su socio ( año 2016) :quien ocupaba la máxima responsabilidad no tuvo esa paciencia táctica, y guiándose por impulsos, rompió el acuerdo de investidura dejando al gobierno en minoría hasta las siguientes elecciones. No hubo moción de censura porque los anclajes ideológicos lo impidieron ( y ésto me sugiere una pregunta: ¿existen o no anclajes que excluyan a algún posible socio?).

La estrategia del PP situaba a Ciudadanos ante una coyuntura doble. Por una parte, la evidente desintegración del partido en el ámbito estatal provoca un claro desasosiego a los candidatos que ven como se van diluyendo sus posibilidades de repetir mandato y en con unas condiciones favorables para sus intereses. Por otro lado, la posibilidad de una salida del gobierno no parece una alternativa optima para los todavía miembros de Ciudadanos, fundamentalmente por la inmediata perdida de privilegios y la incertidumbre sobre la construcción de una alternativa multipartidista con socios con los que ha mantenido estos dos años unas relaciones que podríamos definir, con benevolencia, como muy tensas (Compromis). Por otro lado, el abandono del gobierno y la búsqueda de nuevos acuerdos acarrearía, como bien han señalado los medios de comunicación, una expulsión por parte de la dirección nacional, algo que dificultaría absolutamente cualquier pretensión de repetir como candidatos( al menos, por la misma marca electoral) situando a uno de los potenciales socios ( el PSOE) ante una difícil situación ( el PSPV-PSOE rechaza pactos con transfugas).

Por todo ello, Ciudadanos creo que ha optado por confrontar estrategias: frente a la de desgaste del PP, la de confrontación abierta. Si el PP no aguanta, cesará a los miembros de Ciudadanos, lo que facilitaría una posible confluencia con otras formaciones políticas con representación local sin el condicionante de la expulsión.

La filtración a los medios de comunicación creo que forna parte de esa estrategia, porque  personalmente considero que, a parte de algún posible comentario sobre la posibilidad de recurrir a la moción de censura, no existe una voluntad cierta de que ésta se produzca, a menos que el PP decida prescindir de los concejales y concejala de Ciudadanos y quedarse en minoría.

Respecto a la oposición, no dudo que algunos estarían ( por diferentes motivos) dispuestos a acordar una moción, pero las dificultades son dobles: la gestión que Ciudadanos ha desarrollado como socios del PP es más que cuestionable, y en el desarrollo de los posibles acuerdos se enfrentaría a una situación interna ( burocrática) más que complicada y compleja políticamente para desarrollar una actividad política que fuese más allá del marketin voluntarioso y entusiasta, aunque difícilmente entendible por una ciudadanía apática y desencantada que posiblemente vería la operación como la define (aunque de forma contradictoria) Compromis: un intercambio de cromos.

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