Pascual Andrés Tévar

En estos tiempos que corren acercándonos al inicio oficial de la primavera de 2023, sentirse
PADRE en todas las consecuencias, es para reflexionar seriamente, y con libertad al mismo
tiempo, en todas las dimensiones de la vida.
El sentimiento, de alguna manera, me lo transmitió, desde bien pequeño, allá por los años 50
del pasado siglo, cuando mi PADRE, trataba de inculcarme, el valor del trabajo, del sacrificio sin
miramientos, del sufrimiento de los tiempos, y la disciplina férrea, de que hay que hacer las
cosas, a conciencia. Así que las vitaminas, las tenía incrustadas desde el principio.
El paso del tiempo, me llevó a formar una familia, y con la compañera, confidente, colega, y
amiga de mi vida, puse en marcha esta aventura, allá por 1977, y en la que seguimos remando,
con todas las aventuras recorridas juntas, y las que nos quedan. Y donde, nuestra hijos, nos han
hecho, y nos han enseñado, ella y el más a nosotros, que nosotros a ella y el. Y percibimos, cada
día, que hemos hecho un buen trabajo junto. Con todas las dificultades, que merecen un libro,
o una colección, pero que demuestran, que los retos y los sacrificios, y los sufrimientos, son el
caldo de cultivo para resistir y seguir con ánimo, y con renacida ilusión, el despertar de cada
amanecer.
El paso del tiempo, me llevó a trabajar en una empresa como empleado, y a transformarme en
emprendedor, continuando la vida de esa asesoría-gestoría, con la suerte, de hacerlo en equipo,
con el AMIGO del alma, y la pasión, y los desafíos del trabajo, se mezclaban, con los retos de ser
PADRES. Y remando, en medio de las dificultades, sabíamos, armonizar, con todas las
dificultades a cuestas, los horarios del trabajo, y de la vida familiar. Y especialmente complicado,
desde que somos una empresa, aunque muy a nuestra manera. Porque el despacho grande, lo
tenemos como una decoración, y como un pequeño museo, en recuerdo de la historia de la
empresa. Pero eso, merece una historia aparte, que algún día, serenamente, la intentaremos
relatar, con la pasión y la dedicación que se merece.
En este transcurrir de un PADRE, se abrió camino, la pasión madridista, y fundamos nuestra
Peña, y en ella, he conocido y vivido de cerca, durante más de 35 años, la vida y pasiones de
otros padres y colegas. Y nos hemos sabido ayudar, a nuestra manera, en los momentos difíciles.
Y también, en algunos momentos disfrutar de los buenos, como en la celebración de los títulos
y de nuestros aniversarios.
En el mundo de la Peña, he sentido de otra manera, la sensación de ser PADRE, de esos niños
juveniles que formaron y compitieron, con nuestro equipo en los 90 del pasado siglo, y he vivido
intensamente sus partidos y sus emociones, como si fueran hijos míos, y algunas veces cuando
los veo por la calle me saludan, y me recuerdan emocionado esos tiempos. Y últimamente
cuando entre los años 2015 y 2019, hemos participado con un equipo alevín, en los Torneos del
Real Madrid de Peñas, en la Ciudad Deportiva, y hemos conseguido dos Títulos en 2016 y 2019,
y he vuelto a sentirme Padre, y revivir emociones increíbles, que me la recuerdan todos los días
las fotos y posters, cada vez que voy a la sede social. Y me siento reconfortado, como presidente
de la peña, y como un padre que ve la recompensa, a tantos esfuerzos, sacrificios y superación
de retos, con la humildad y el respeto por bandera. Y siempre, por haber luchado, para
disfrutarlos como una familia en todos los sentidos, aunque concentrados en pequeños
momentos. Pero que quedan para siempre en nuestras vidas.
En este camino de ser PADRE, se descubre, cada día, que es una forma de pensar y de vivir,
porque de alguna forma, forma parte de tu carácter, y si sabes asumir el reto, lo trasladas en
todas las consecuencias y repercusiones, y hasta te atreves a dar consejos, para intentar ayudar,
a los hijos de los buenos amigos del alma, que sigues sus vidas, como si fueran tuyos, y se sientes
recompensado, cuando ves que van superando etapas, y consiguiendo sus objetivos, en el
deporte, y en los estudios, y en sus carreras profesionales, y estás atento a todos los detalles. Y
de alguna manera te implicas, y te animas, y es otro aliciente para sentirte, de verdad, motivado.
Así que, en este caminar de ser PADRE en todas las consecuencias, es necesario, llevarlo , no
solo como un compromiso invadido de responsabilidades, sino como una forma de vivir, y de
pensar, y de sentir la vida, con una mezcla en libertad, de pasión, sufrimiento , y entusiasmo,
invadidos por la increíble luz mediterránea.