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LOCAL San Vicente del Raspeig

EDITORIAL: Juan Rodríguez, el Sanvicentero Universal que necesitamos

Antonio Sogorb Aragonés

Conocí a Juan Rodríguez cuando comencé a trabajar como redactor del periódico local “El Raspeig” en el año 2.000. En aquella época compaginaba mis estudios de Filología Hispánica con el mundo del periodismo y empezaba a descubrir los entresijos de la política local. Hoy, recapacitando sobre aquellos tiempos me vienen a la mente un gran número de personas que han trabajado de forma incansable y sincera por el municipio de San Vicente del Raspeig, sin que su ideología no interfieriera en ello. Una de ellas es Juan Rodríguez, quien hoy sigue siendo un faro de integridad y compromiso que debería continuar guiándonos a muchos, dentro de esta vorágine de superficialidad y oportunismo en la que vivimos.  

Recientemente Juan Rodríguez ha sido nombrado Sanvicentero Universal por la asociación cultural «Almorçarets Sanvicenteros», un reconocimiento más que merecido para este ejemplo vivo de lo que significa servir a la comunidad con principios sólidos y un corazón abierto. Rodríguez, ex concejal de Esquerra Unida en el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig, ha dedicado su vida a la política y a su pueblo. Desde sus inicios en una CC.OO clandestina en 1974, con tan solo 22 años, hasta su afiliación al Partido Comunista en 1979 y su integración en Esquerra Unida desde su creación en 1986, su trayectoria ha estado marcada por una lucha constante por la justicia social y el bienestar común.

Lo que distingue a Juan Rodríguez de muchos políticos contemporáneos es su inquebrantable dedicación a sus convicciones, pero siempre prevaleciendo el sentido común, él mismo nos contó que nunca se vio reflejando en nadie en concreto, sino que siempre ha luchado por defender el bien y hacer posible la lucha para favorecer a quien más lo necesita. Esta visión clara y desinteresada de la política es lo que ha guiado sus acciones a lo largo de casi dos décadas de servicio público. Rodríguez siempre ha entendido que la política es, ante todo, una herramienta para mejorar la vida de los ciudadanos.

En su rol como concejal, nunca dejó de trabajar para San Vicente, agradeciendo siempre el apoyo y la colaboración de los funcionarios y técnicos del Ayuntamiento siendo respetado por sus compañeros fueran del partido que fuera. Su despacho estuvo siempre abierto para recibir y solucionar los problemas de sus vecinos, demostrando que el verdadero liderazgo radica en la cercanía y la disposición a escuchar. Incluso en momentos de dificultad, como durante la aprobación del Plan Parcial del Sabinar que incluía la construcción de un campo de golf, Rodríguez no dudó en dimitir para mantenerse fiel a sus principios medioambientales. Esta acción refleja su integridad y su firme oposición a cualquier proyecto que pudiera perjudicar a la comunidad a largo plazo.

La vida y carrera de Juan Rodríguez nos ofrecen valiosas lecciones que deberían ser escuchadas por los políticos del mañana, y los jóvenes que lanzan su voto a las urnas en función de quien es el “influencer” que más ruido hace en la red social de moda. Su consejo es claro: la participación no debe limitarse a votar cada cuatro años. Es esencial afiliarse, simpatizar y participar activamente en la política municipal. Según Rodríguez, esta involucración directa es lo que realmente enganchará a la juventud al mundo real y les desenganchará del virtual y les permitirá trabajar por un futuro mejor. En conclusión, este reconocimiento como Sanvicentero Universal no podría haber recaído en una persona más merecedora. Toda la redacción del periódico Somos Raspeig queremos transmitir nuestra alegría y gratitud hacia Almorçarets Sanvicenteros por este galardón y por su labor en general en pro de la cultura local y la cohesión social.

 Juan Rodríguez es, sin duda, un político de los que ya no quedan, un hombre de principios y claridad de ideas del que muchos deberían tomar ejemplo. Su legado en San Vicente del Raspeig es un testimonio del impacto positivo que puede tener un liderazgo basado en la integridad, la dedicación y el amor por la comunidad. En una época donde la confianza en la política es baja y la abstención alta, la figura de Rodríguez nos recuerda que aún es posible tener líderes que verdaderamente trabajen por el bien común.

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