Texto de Pascual Andrés Tévar
El pasado día 29 de marzo de 2025 celebramos en el buen rincón restaurante Casa Julio de la Av. de Niza de la Playa de San Juan de Alicante, el cumpleaños de mi hermana Tere, donde nos hemos juntado varias generaciones desde bisabuelo hasta el niño nacido el nacido el pasado mes de mayo de 2024, que me ha simbolizado un compromiso de vida y de futuro.
En medio de una sabrosa comida mediterránea, en un día hermosamente soleado de inicios de la primavera, hemos podido constatar, que basta un pretexto del cumpleaños, para que saquemos de nuestros archivos de memoria, sentimientos verdaderos que nos unen, y nos empujan a saber vivir y saborear el tiempo que nos toca.
Es un compromiso de vida y de futuro, que todos y todas los reunidos, hayamos visto, en el niño Adrián, el símbolo del futuro, al que aspiramos convivir, y compartir, cada uno y cada una, con sus circunstancias y secuelas personales. Pero es, de alguna forma, una magia invisible, que nos alimenta para seguir, a nuestra manera, teniendo fe en el futuro.
Es un compromiso de vida y de futuro, que al menos una vez al año, tengamos la oportunidad de conversar serenamente, y mirarnos a los ojos, sin aparatos ni tecnologías de por medio, y comunicarnos con las palabras, y los sentimientos, que de forma improvisada, y personal, nos salen a borbotones. Y que a veces, solo basta una mirada serena, y una buena sonrisa, para saber, que estamos viviendo unos buenos y hermosos momentos.
Es un compromiso de vida y de futuro, para ser capaces de juntarnos, en un día , hora y lugar, llegando desde lugares cercanos, y lugares lejanos, haciendo que el tiempo se concentre en un momento concreto, en un lugar concreto, y en un horario concreto, como si tuviéramos la capacidad de detener el tiempo, para vivirlo más intensamente. Y es que en la celebración de este cumple, unos venían desde Alicante, otros venían desde San Vicente del Raspeig, otros venían desde Alcázar de San Juan, y otros venían desde Madrid.
Es un compromiso de vida y de futuro, las conversaciones en la celebración de este cumpleaños, aparte de las puramente familiares, hayan enfocado, las jóvenes generaciones, sus puntos de mira, en las experiencias de los viajes vividos por el mundo, y en los proyectos, e intercambio de información para los viajes a organizar en este verano, o en este año. Todo lo cual, y dado que los interlocutores, eran las jóvenes generaciones, que la conquista inquieta está abierta al futuro, y sus descubrimientos incesantes y desafiantes. Y que les sirven para dar nuevos impulsos al desafío incesante de sus vocaciones, puestas en el duro y sacrificado y desafiante trabajo de cada día, que me consta, que lo viven con pasión, y siendo consciente de los retos interminables a los que se enfrentan a diario.
Es un compromiso de vida y de futuro, las conversaciones de las generaciones veteranas, sobre la forma, de enfrentarse a los desafíos de las enfermedades, y en la forma, de luchar para mantener las fortalezas físicas, y mentales, para que las ansiedades de las limitaciones y otras secuelas traicioneras, no nos dominen nunca. Es decir, para sacar, sea como sea, a base lucha y sacrificio el espíritu de superación adelante, cueste lo que cueste. Y siempre tener abierto el mundo de los sabios y serenos consejos, que son la base para mantener la conexión entre generaciones, para hacer reflexionar a los jóvenes, y para saber tener abierta la puerta de la sana filosofía de la experiencia, como arte y forma de vivir y de compartir. Tal vez, en estas celebraciones, es donde se valora más y mejor, que el cumplir años, transmitiendo valores y formas de pensamiento, es donde se palpa mejor lo que significa ser consciente, de que es la veteranía, como se dice, es un grado, para aconsejar , y templar los impulsos de las jóvenes y libres generaciones.
A la celebración de este cumpleaños, hemos tenido el honor de asistir, por parte de mi Hermana Tere: su compañero de vida Ángel, su hija Tere, su hijo Adrián, su nuera Julia y compañera de vida de Adrián, y su nieto Adrián; por parte de la familia de Julia, sus padres Enrique y Julia, y el abuelo Silvino. Y por parte de la familia de Tere, su hermano Pascual, la compañera de vida Carmen, la hija Rebeca, el hijo David, y su compañero de vida Pedro. En todo lo cual, se contempla como los tiempos, en libertad, y armonía, van conformando, las nuevas formas de entender la vida y sus conexiones, de una forma serena y tranquila.
Así que, la oportunidad de celebrar el cumpleaños de mi hermana Tere, ha servido, para, al menos, una vez al año, hayamos brindado por el futuro y el compromiso de vida compartida, varias generaciones, en un hermoso lugar de nuestra Playa de San Juan de Alicante, con el influjo de la brisa marina, y la increíble luz mediterránea.
