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San Vicente del Raspeig

Caminando en la desescalada y buscando reencontrar la convivencia

Pascual Andrés Tévar nos envía otro texto escrito durante el confinamiento:

Parece que ante esta guerra invisible del CORONAVIRUS, vamos en los inicios del mes de mayo de 2020, encontrando muy poco a poco, la luz en el camino de la desescalada del duro confinamiento, e intentando la vuelta a la nueva normalidad, de trabajo, de convivencia, y todo ello mezclado en un debate con insomnios constantes, de cuál será el nuevo camino de libertad y reencuentros con los desafíos inesperados.

Es cierto el desconcierto en el gobierno, porque nadie está preparado para esta guerra, pero si a eso le unimos el desconcierto de las medidas, el coctel es de diván de psiquiatra, pero como no te lo permites, te debates, y te angustias sin límites contigo mismo, y con los que tienes a tu lado.

Así que la DESESCALADA hacia LA NUEVA NORMALIDAD, va a ser otra guerra con nosotros mismos, y con nuestro entorno existencial.

Cuando desescalamos hacia el trabajo, seremos capaces, en mi caso, de poner barreras en la mesa, de alejar a los clientes, de ver en los papeles enemigos potenciales, de comunicar sin miedos, y al mismo tiempo de mantener la guardia de la precaución ante el virus. Se me antoja complejo el asunto, y al mismo tiempo, ser capaces de mantener la concentración en el trabajo, y en las medidas de precaución.

Cuando desescalamos a salir de casa, para caminar y correr, pienso, si seremos capaces de vencer los miedos y las dudas constantes, usando la mascarilla o llevándola sin ponérsela, y nos crucemos con otros ciudadanos o ciudadanas, que también hacen deporte. Y en un gesto instintivo, nos apartamos, porque vemos enemigos en todas partes.

Cuando desescalamos, y salgamos a dar un simple paseo, con nuestra pareja, nos invadirá el miedo, y la desconfianza, a cruzarnos con los demás, y no nos atrevemos ni a saludar de cerca, para evitar los contagios, y otros miedos. Y volver a casa, contagiados de extrañas emociones, y pasiones incumplidas.

Cuando desescalamos, y nos atrevemos a ir al BAR del amigo, la cerveza fría , tenemos dudas si nos sabrá igual, o no seremos capaces de saborearla como es debido, por los miedos que nos rodean y agobian , y no nos dejan relajarnos ni un minuto. Toca pues, redescubrir el valor increíble de la cerveza bien fría, un aperitivo sabroso, y una comida o una cena, atosigados de miradas y de emociones, y contagiado solo de ilusiones nuevas a reinventar.

Cuando desescalamos, y caminamos a nuestro templo madridista de la Peña, para ver, sufrir, y sentir la pasión, y nos miramos, incrédulos, y con emoción desbordando los ojos, y pensamos, si seremos capaces de contener los abrazos, ante los goles de nuestro Equipo del alma, y encontrar fórmulas para combatir el éxtasis de la euforia, y la angustia que rodea siempre, por competir buscando nuevos retos. Tal vez, sí, porque, aunque será complicado, las miradas, también son capaces de expresar emociones sin límites.

Cuando la DESESCALADA, nos acerque sigilosamente a convivir y compartir en familia, tendremos que reflexionar y ser capaces de superar miedos, y encontrar otra forma de sustituir los abrazos y los besos, por gestos y emociones desde el corazón sincero, más allá de las estrellas, porque somos conscientes que nos entenderán, con solo mirarnos de verdad a los ojos, y entender en ese instante, todo lo que existe dentro de nosotros, y queremos transmitir, desde donde están los valores eternos.

Así que, con serenidad, con humildad, debemos y tenemos ser capaces, por mucho sacrificio que nos cueste, de contagiarnos del virus de la ilusión, de la solidaridad, y de la valentía, para desescalar los miedos, y volver a ganar la libertad, bajo la increíble luz mediterránea.

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