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El reencuentro por inventar

Pascual Andrés Tévar no falta a su cita de los sábados con este escrito realizado durante el confinamiento (04-2020):

En esta guerra invisible que nos ha tocado vivir con el CORONAVIRUS, se nos viene encima una cadena sinfín de reflexiones y debates, a los que nunca nos habíamos enfrentado, porque se ha desinstalado nuestra forma de vivir y de relacionarnos.

En nuestra sociedad mediterránea, y en general en nuestra nación de naciones, la vida solo tenía sentido en la convivencia cercana, en las miradas cercanas, en las reuniones cercanas, con los abrazos y los besos, y las pasiones desatadas, y todo ello mezclado con serenos paseos, y caminares solitarios, y acompañados .

Cuando llega el ESTADO DE ALARMA de 14-03-2020, todo dejó de tener sentido común, y pasamos a un encierro obligado, y a que nos dicten como en una clase del colegio, o en un cuartel de la mili, que podemos, y que no podemos hacer. Es, como si la primera medida, sea, mandar a la mierda, el camino de la libertad, ponernos a las órdenes del gobierno, todo ello con la excusa perfecta de la pandemia, y de luchar contra el virus.

Tal vez, estar encerrados, por imperativo legal, sea una respuesta, para evitar contagios y muertes, porque salvar la VIDA, es ante todo, la mejor y sagrada defensa de la convivencia.

Tal vez, no hay más remedio, que aceptar el CONFINAMIENTO, bajo estrictas normas de disciplina militar.

Tal vez, para un enemigo tan cruel como invisible, no podíamos estar preparados, ni echándole imaginación a raudales, nunca.

Pero, a pesar de todos los argumentos de defender la VIDA, de secuestrar la libertad porque no hay otro camino, se podría haber hecho algo más, antes, antes de llegar al ESTADO DE ALARMA, tal y como se nos ha venido encima. Pienso que sí, y que los responsables, no los vamos a descubrir nunca, como el secreto de la muerte de JOHN F KENNEDY.

Pero, ante todo este trascendente cambio en nuestras vidas, no queda otra, que darle la vuelta a los miedos y angustias, y prepararse para el REENCUENTRO, cuando, libremente, de alguna manera, podamos salir, libremente, a la calle.

Durante un tiempo, que se nos va a hacer eterno, nuestra forma de relacionarnos ya no va a ser la misma. Es como si hubiéramos pasado, de un plumazo, a otra forma de vivir. Y en consecuencia, se va a instalar la prudencia, y la desconfianza, y los abrazos y los besos, van a ser, ahora más que nunca, virtuales.

Así que, para mentalizarnos, como espartanos en el desafío, tenemos que cambiar, en todo lo que eso supone, hasta de forma de pensar, cuando pasemos a la vida social. Y aunque, el reto es importante, no queda otra, que buscar la paciencia, cueste lo que cueste, y contar hasta tres….., antes, de arrepentirnos.

Tal vez, el camino del reencuentro con la LIBERTAD bien entendida, va a ser difícil de asimilar en todos los sentidos, pero como no queda otra, tendremos que autogestionarlo, cada uno a su manera, y buscando ayuda donde sea. Quedarse, rodeado de angustias y desencuentros, no es la opción.

Así que, desde la inquietante y convulsa por dentro, de mi soledad del encierro, compartido con la compañera de mi vida, lanzo esta reflexión, que no pretendo que sea calmada y tranquila, porque la procesión va por dentro, pero si al menos, darle argumentos de fe y de lucha sin cuartel animado por nuestra increíble luz mediterránea.

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