La copla y las nostálgicas imágenes de una antigua cámara de video de su primera comunión fue la obertura perfecta de una peculiar opera electrónica del siglo XXI en la que se sumergió al público alicantino en el personal mundo de Puta. Es esta la gira más incomoda y provocativa de Zahara salpicada además por una insustancial polémica que le ha servido para conocer hasta dónde puede llegar el amor de su público.

Zahara demostró sobre el escenario Vibra Mahou del Muelle 12 de Alicante, cómo transformar el dolor en arte. Nos entregó sus más oscuros demonios en un acto de extrema generosidad adornados con una pátina de la electrónica más oscura y orgánica que te puedas echar a la cara.

La cuidada puesta en escena funciona a la perfección, la iluminación es espectacular, en ocasiones hipnótica, ayuda a entrar en trance. La sacerdotisa Zahara y sus compañeros de viaje Martí Perarnau y Manuel Cabezali visten de rojo, color que los sacerdotes visten en los días en los que Cristo derramó su sangre y otras ocasiones en las que el sufrimiento está presente. Todo vaticina que la ceremonia a la que vamos a asistir va a ser una experiencia catártica.

El ritual comenzó con Zahara a la batería marcando a negras la consistente y etérea a la vez “Flotante” que enlazó con Crash, del disco Santa, para volver a Puta con «Canción de muerte y Salvación» y de vuelta a Santa con “Inmaculada Decepción”. La Obertura de esta nueva opera electrónica del siglo XXI concluía con “El Fango”, “El deshielo”,» Ramona”, «Médula” y «Taylor» para llegar a un interludio en donde Zahara llevo a su público al lado más íntimo meciéndolo con las cuerdas de su guitarra acústica e interpretando “Negronis y Martinis”, “Guerra y Paz” al piano, “La Gracia” y “Sansa”.

Una vez bajadas las pulsaciones comenzaban a escucharse los masclets de la traca final pidiendo a gritos un abrazo para Cayetano en “Joker” para llegar a la celebrada “Merichane”, “Hoy la bestia cena en casa” y “Berlin U5”. Nadie se levantó de su silla cumpliendo escrupulosamente las medidas de seguridad pero todos los que allí comulgamos con Zahara estábamos bailando y celebrando por dentro su metamorfosis.

No faltó la referencia a los que pidieron y consiguieron la retirada de su cartel promocional por ofensivo, “no han entendido nada”, lamentó la artista metida en una polémica que como muchas otras se vuelve en contra de la que las provoca regalando algo de promoción gratuita. “Cuando odias tanto a alguien a quien no conoces, en realidad te odias a tu mismo”, sentenció la cantante quien quiso dedicar el concierto a todos los que han querido mostrar su amor ya apoyo, tanto sobre el escenario como en las redes sociales, “muchas gracias por todo lo que me dais”, afirmó sinceramente la artista.

El concierto finalizó como comenzó con una reivindicación a la copla, con Zahara sobre el escenario ataviada con vestido confeccionado con retales de la ropa de su hogar, una pieza única y exclusiva con un significado muy personal diseñada por Moisés Nieto. Vestida de blanco como queriendo regresar a la pureza pero con su alma completamente desnuda y rodeada de espejos ante el público alicantino que la despidió con una gran ovación.