Somos L'Alacantí

El nuevo periódico de la comarca

COMERCIO DE SAN VICENTE

El Campello LOCAL

¿Dónde podría esconder un elefante?

OPINIÓN

Eduardo Seva

Esa incógnita no es que tenga truco, solamente encierra el paradigma de la escala, elemento importantísimo como en otras ocasiones he mencionado en los apuntes de este diario digital. Para los kïküyü de Kenia es muy fácil esconder un elefante, simplemente hay que mezclarlo con una gran manada de elefantes por la sabana africana donde viven y no han de dar explicaciones. Para Peter Sellers en la película “El Guateque” aquello del pequeño elefante pintado de diseño hippy resultó de lo más engorroso y divertido. La escala lo es todo: una enorme extensión del bioma sabana y una pequeña mansión en Los Ángeles (CA).

En el tiempo también hablamos de escalas. No es lo mismo ver el mapa mundi de ahora que haberlo visto hace millones de años cuando África completaba el perfil de América y empezaron a separarse mediando la dorsal atlántica. Por lo tanto, tengamos cuidado cuando relatamos sucesos o hacemos comparaciones, tengamos siempre en cuenta las escalas espacio-temporales.

Esta legislatura municipal de El Campello que ha alcanzado ya ¾ partes de su andadura antes de empezar la siguiente campaña, se puede diagnosticar desde esas dos perspectivas de tiempo y de espacio (en este caso el espacio pueden ser logros o hechos acabados; o proyectos finalizados de anteriores mandatos).

Para algunos políticos munícipes cuatro años no dan para casi nada. Solo el tiempo de arreglar los desajustes que ha causado el anterior mandato, alguna celebración de obligado cumplimiento, presencia en los actos irremediables, rutina y redundancia administrativa que es lo que más trabajo lleva y que los grupos de la oposición jamás sabrán (como no gobiernan y nunca gobernarán, pues no saben qué es eso de estar todo el día al pie del cañón). Así es que en el último año del mandato preparo lo que me va a facilitar deshacer la solución de continuidad y, de esta manera, nos perpetuamos para que algún día, en un futuro más o menos lejano, se note que hemos hecho algo que vale la pena. Son lo que yo llamo “médicos que copiaron exámenes durante toda la carrera” y que a fuerza de dejar rastros tullidos aprenden algún día, porque si no funcionan dándoles esto, funcionará dándoles lo contrario ¿no es verdad? Un político no nace (dicen), un político se hace con el tiempo y aprendiendo de la experiencia legislatura tras legislatura, así son las cosas. Quien diga lo contrario no conoce la esencia de esta profesión. Bueno, es una manera de esconder al elefante.

Luego están los políticos positivistas, los que ven el vaso medio lleno, pero no ven la manera de esconder al elefante, siempre piensan que alguien acabará sabiendo que tienen un elefante en casa, que la cadena de acontecimientos para lograr esto o lo otro se romperá en algún eslabón, pero confían en ellos mismos. Son los políticos que calculan sobradamente los cuatro años de mandato que les dan las elecciones impepinablemente, para llevar a cabo proyectos en efectivo. Y si ese tiempo no fuera suficiente, al menos dejan la bola rodando con la fuerza justa para que derribe los bolos en muy poco tiempo. Políticos que ofrecen ideas de la manera más desprendida posible para que el municipio donde viven y donde no se han criado porque son de fuera (tenía que decirlo) esté a la altura de lo que merecen los vecinos, que se sientan agusto y orgullosos de vivir allí lo más cómodamente posible. Si se necesita un Centro de Día, se hace en un año o se pide un crédito para hacerlo en dos o en tres, que para eso valen los remanentes ahorrados, no para criar polilla. Si tienen un PGOU del año del catapún y ninguna pieza encaja con la de al lado y no hay suelo para el desarrollo de obra pública, pues se compra, se contrata el inicio del Plan y ya llegaremos al final de la escalera. Pero ¡sube! ¡No te quedes en el rellano a resoplar, porque te quedan 7 pisos más!

Se han citado en las sesiones plenarias diversos proyectos prometidos en los programas electorales de 2019 que ni tan siquiera han comenzado o tan solo pensados. Pero hay muchos, muchos más para poder alcanzar los niveles de otros municipios de la comarca, que han sabido aprovechar el tiempo y los dineros de todos estos años montorianos en los que el dispendio quedaba limitado por la regla de gasto. ¿Qué importa que se vea la trompa del elefante escondido? Lo que verdaderamente importa es que tengo por fin un elefante y tú no.

Y ya se van aproximando los momentos en que ambos grupos políticos empiezan a engrasar las armas electorales, el tiempo del realismo mágico ya empieza a agotarse y hemos de dejar libres a unos y encerrados a otros. ¿A quién queréis?¿A Jesús o a Barrabás?

DEJA UNA RESPUESTA

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *