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PENSANDO EN DESCUBRIR LOS VALORES Y LAS SENSACIONES OCULTOS EN MIEDOS

Pascual Andrés Tévar nos hace llegar otro artículo

En este nuevo camino de salida de la pandemia, del mes de febrero de 2022, necesitamos adentrarnos en nosotros mismos, y empezar a ser conscientes, que tenemos otro largo túnel, para trabajar en el redescubrimiento de los valores y sensaciones, incrustados en los pequeños e increíbles detalles, ocultos en miedos, que no dejan llegar a aflorar, en nuestra forma de
pensar y de vivir.

Es descubrir valores ocultos en miedos, mandar a la mierda las citas previas, y llegar a todos los lugares de las administración, y preguntar cara a cara al funcionario o funcionaria, todo lo que se necesites puntualmente, para resolver un problema, administrativo, salvando las barreras de
la tecnología digital, y pensando, y volviendo a sentir de verdad, el valor infinito de las relaciones humanas. Y venciendo, y compartiendo, con la robotización que las normas, y los avances tecnológicos nos están convirtiendo, a ratos, en robots programados.

Es descubrir valores ocultos, acudir a nuestros centros sanitarios, sin protocolos y citas previas, con llamadas que vencen todas las paciencias, y vencer las frustraciones, y volver a las buenas rutinas , de acudir cuando lo necesites, a tu centro sanitario, para hablar con tu médico, y solicitar su ayuda profesional, y compartir una charla distendida, como parte de nuestra familia.

Y regresar a tu vida normal, con un empuje de moral, y de ganas de vivir.
Es descubrir valores ocultos, acudir al hospital, no por la puerta de urgencias, sino por la visita bien concertada, saltando las barreras impuestas de las listas de espera, y con una cita bien concretada y en tiempo razonable, para que puedas tener la atención que mereces, sin estar
desesperado (a), para saber cuál es el siguiente paso en tu tratamiento, sino en tener claro, que te sientes atendido (a) en todo momento. En definitiva, darle la vuelta al hospital, y reconvertirlo en un lugar de convivencia normal, salvando los miedos y las frustraciones, donde hasta la
muerte es algo natural como la vida misma, porque forma parte de la esencia de vivir y compartir. Y dejar legados que homenajean los valores inmortales, que vamos absorbiendo los que vamos convirtiendo la palabra sobrevivir de la pandemia, en la ALEGRIA DE VIVIR Y DE COMPARTIR en todas sus dimensiones, paso a paso, en los pequeños y casi insignificantes detalles.

Es descubrir valores ocultos, acudir cada día a tu trabajo, y volver a descubrir que hemos estado sumidos en tantos miedos, que tenemos que redescubrir, que no hay distancias, que no hay geles , ni lavados de manos más de lo normal, que las mesas están como queramos , que las sillas están como queramos. Y que podemos tropezarnos, abrazarnos, y trabajar a tope, y reírnos a tope, y discutir a tope, y razonar a tope, sin tener a cuestas la mochila de miedos y protecciones impuestas en lo material, y en lo mental. Y trabajar y sentir como un buen equipo, que tiene un mundo de retos y de metas y de ilusiones, por compartir y superar juntos.

Es descubrir valores ocultos, acudir a la Peña, y sentir que hemos dejado atrás, que hemos recuperado, que podemos visitarla y compartirla cuando nos apetezca, y no tiene que ser para ver un partido. Y sobre todo, porque los amigos y peñistas al mismo tiempo, tenemos un lugar para sentirnos, aunque sea un ratito, en nuestro santuario. Y charlar, y discutir, tomando una cerveza o un wiski, y salir reforzado de moral, y de valores, para la vida de cada día.

Es descubrir valores ocultos, sentir tu hogar, como lugar de encuentros, salvados los miedos, y con las ventanas abiertas al mundo nuevo, donde no existen las limitaciones impuestas, y si la convivencia abierta, con los vecinos, con los amigos y amigas, con la familia. Y con la compañera
de la vida, que te ayuda, solo con la mirada, a entender lo que hemos pasado, y salvando los miedos, nos queda por compartir, con las nuevas sensaciones, y que la aventura de vivirlo juntos ha merecido el sacrificio. Y que lo mejor, es queda mucho por descubrir y por compartir, momento a momento.

En esta reflexión, todavía envuelto en dudas y en debates internos, pero sin perder la calma, encuentro en la soledad, cuando escribo estas líneas, que tenemos mucho que trabajar. Y armarnos de moral, porque el camino es largo. Pero como dicen los futbolistas, antes de una final histórica, tenemos buenas sensaciones, que este gran partido lo vamos a ganar, que lo conseguiremos juntos, y lo que es mejor, que lo haremos con nuevas ilusiones, bajo la increíble luz mediterránea

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