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San Vicente del Raspeig

EL PERISCOPIO DE LAS ILUSIONES Y LAS AMBIGÜEDADES

En esta vida que llevamos invadida de ilusiones y de ambigüedades, de tal forma, que nunca nos
sentimos seguros de nada, y temerosos y temerosas, que las ilusiones no se cumplan como nos
las habíamos imaginado.
Entonces, ponemos en marcha nuestro particular periscopio, para ver a nuestra manera, las
vivencias de nuestra existencia diaria. Y, como no estamos seguros de nada, ponemos en
marcha, el periscopio de las ambigüedades.
Es poner en marcha el periscopio de las ambigüedades, cuando en el trabajo de cada día,
intentamos mostrar que todo está controlado y dominado, cuando en realidad tenemos tantas
dudas, que no nos atrevemos en pensar en soluciones. Y dejamos en las improvisaciones, y en
que a base de trabajo y paciencia, algo encontraremos para intentar que se transformen en
soluciones.
Es poner en marcha el periscopio de las ambigüedades, cuando en la convivencia familiar, tratas
de pasar desapercibido, cuando no quieres implicarte de verdad, en buscar soluciones, y dejas,
que el paso del tiempo, lleve la tormenta a la playa tranquila. Es como reconocer, que ante la
falta de respuesta, dejas que el silencio calculado, sea la solución.
Es poner en marcha el periscopio de las ambigüedades , cuando en la convivencia con los amigos,
no quieras, deliberadamente , entrar, entrar en los complejos problemas personales, porque no
te atreves o sabes implicarte, en buscar respuestas, en ser consecuente de estar ahí, para
aportar la ayuda, de verdad, más allá de las palabras consoladoras. Es como si implicarte, no
entrara en el guion de la amistad bien entendida.
Es poner en marcha el periscopio de las ambigüedades , cuando en la vida diaria y ciudadana ,
quieres intencionadamente pasar desapercibido, como cuando en la “mili” , al llegar al cuartel,
el abuelo de turno , te decía “chaval, pasa desapercibido en todo, y te irá bien. De lo contrario,
si te pasas de listo, lo pasar mal”. Por lo que en esta vida diaria convulsa e insegura, sacudida
por retos de todos los niveles, tanto personales, como de la sociedad, y de la civilización de la
que queramos o no queramos, formamos parte, la mejor postura, es no implicarse en ningún
asunto, pasar de puntillas, y aplicar la filosofía de vivir y dejar vivir.
Así que, manejando, calculadamente, el periscopio de las ambigüedades, en que de alguna
forma, se convierte nuestra rutinaria y monótona vida diaria, fuéramos a conseguir estar más
tranquilos, y libres de complicaciones. Y es entonces, y sólo entonces, cuando se hace necesario,
imprescindible, y vital, tomar conciencia, queramos o no queramos, que tenemos que
implicarnos de verdad, y luchar, y trabajar duro, para encontrar nuestro camino, si somos
sinceros con nosotros mismos. Y buscamos, los argumentos y las ilusiones, y la fe, para aportar
a la sociedad y al mundo del que formamos parte, lo mejor de nosotros mismos y mismas, bajo
la increíble luz mediterránea.

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