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El Campello LOCAL

Cartas desde Campello

Eduardo Seva

Opinión

“La ciencia es más que un simple conjunto de conocimientos: es una manera de pensar”. Es una de las frases de Carl Sagan, esposo en primeras nupcias de Lynn Margulis, otra científica que acaparó mi interés y de la que aprendí que un profesor no sólo se ha de limitar a dar las diez o quince clases de la semana en el aula de su colegio o de su universidad, ha de dar tránsito a todo lo que sabe y aprendió a través de cualquier medio de comunicar al resto del mundo.

Y es por ello mismo que he dado rienda suelta al epistolario a través de los artículos de opinión que éste y otros medios han sabido transmitir a la gente de Campello (utilizo el topónimo castellano en esta ocasión) en el transcurso de esta legislatura y que, finalmente, me ha resultado tediosa por lo mediocre y monótona a pesar de los avatares que han señalado estos cuatro años (desde volcanes, pandemias y hasta guerras). Y lo he hecho a manera de crónicas de lo que estaba pasando en el pueblo. Pues porque estando dentro del consistorio, uno tiene consciencia de lo real mil veces mayor de lo que puede percibir un ciudadano medio (de conocimientos y cultura medios) pero mil veces menor del que tiene el alcalde del pueblo; aunque 5 veces menor del que tiene cualquier concejal adscrito al equipo de gobierno (con esto he dicho mucho).

Desde el puesto de concejal en la oposición no he parado de insistir en lo poco que se puede hacer en acción de gobierno. La actividad se fija en la fiscalización y seguimiento de las actuaciones de los diversos concejales con mando y responsabilidad. La actividad de la oposición también se fija en la propuesta de ideas diversas que se plasman en “mociones” (y que son únicamente propuestas, iniciativas que pensamos son buenas e ingeniosas para el desarrollo del pueblo) y que pueden, o no, ser aprobadas según el equilibrio de los votos. Lo sean o no, en todos los casos se han guardado en el cajón de siempre, allí donde duermen las ideas de la oposición (y esto es un aviso a navegantes que se presentan a comicios sin el respaldo de un partido político). De buen político sería reconocer las iniciativas del contrario y de mucho atrevimiento ponerlas en funcionamiento; pero no sueñen, eso no ha ocurrido en estos cuatro años.

A través de todos los escritos que he dejado gotear en los medios de comunicación locales he pretendido hilar una disruptiva crónica de cuanto acontece en el gobierno del municipio y he pretendido señalar las carencias que pueda tener este pueblo, sus vicios y defectos, pero también sus enormes potencialidades; porque las tiene y son muchas. Y es por ello lícito denunciar (aunque sea al viento) el desatino y falta de compromiso de los que mandan. El cronista de lo que no se ha hecho, pretendía ser parodiando con estos escritos a un buen vecino y tratar de cambiar el muro, ese muro que separa al pueblo del consistorio, por un vidrio que permita ver algo de lo que se cuece allí dentro. Lo he hecho desde dichas plataformas y lo han hecho todos los miembros de la oposición de muy diversas maneras.

Queríamos mayor implicación de la ciudadanía en asuntos de la municipalidad. Pero ¿qué repercusión puede tener el compromiso ciudadano frente a los campeones de la desinformación y frente a los magos del escondite? Ninguna. Es como una pesadilla, un mal sueño de una continua caída en el vacío sin llegar jamás a la realidad del pueblo. Cuatro años en el vacío.

Nada más lejos del arrepentimiento en la concejalía carambolista de REDcv. He aprendido todo lo que me han permitido aprender de la política local sin caer en la incorrección, he aprendido de sus virtudes y de sus miserias. Ha sido una formación añadida a la que ya soportaba de otros tipos de políticas incluyendo la política de la propia vida. Pero también he aprendido de la ciudadanía, de sus “blancos, negros y grises”. Les doy las gracias a todos y estaré siempre a disposición. Fuera de la política están las personas y el cuerpo a cuerpo es otra historia. Pero siempre estaré interesado en los asuntos del municipio.

Como epílogo a mi participación en el Consistorio de El Campello diré que voy entendiendo la etología pusilánime en la formación de un gobierno alternativo cuando empezamos a darnos cuenta de que, el que inicialmente se formó, no funcionaba. La falta de entendimiento entre los partidos que se dicen de izquierdas para construir la necesaria alternancia en estos casos, la voy entendiendo, va en la naturaleza misma del campellero y es como el escorpión y la rana en su fábula o cuento corto: “lo siento, no puedo evitarlo”.

A veces me siento como Neo en Matrix, quizás no tenía que haber elegido la píldora roja y me habría quedado en la ignorancia de lo que se pudo hacer y nunca se hizo en El Campello.

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