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CULTURA San Vicente del Raspeig

JUAN PASTOR HUESCA

José R. Carbonell Beviá en su sección SAN VICENTE, SU MÚSICA Y SUS MÚSICOS EN MI RECUERDO

Nace en nuestro San Vicente del Raspeig el 18 de febrero de 1930. Desde su infancia muestra dotes artísticas para el canto y por tal motivo interviene en varias ocasiones en los festivales infantiles que montaba y dirigía Pepita Moltó Peral. Ya en la adolescencia es requerido para interpretar algún papel en obras de teatro junto a otros/as sanvicenteros/as de su misma edad. De forma autodidacta aprende a tocar la guitarra llegando a interpretar piezas de compositores de la talla de Tárrega, Sor, Joaquín Rodrigo, etc. Tenía varias guitarras. Una de ellas de concierto de la marca “Alhambra” de Muro de Alcoy. Pero en donde realmente lucía públicamente sus aptitudes era en el arte de acompañar. Recuerdo que siendo quien esto escribe muy pequeño, cuando me surgía cantar contando con su apoyo, con su acompañamiento con la guitarra comenzaba por hacerme tararear los primeros compases para que con su privilegiado oído y su técnica y dominio del instrumento buscarme el tono adecuado. Cuando ya lo tenía claro me decía… Ramonsín, ja pots començar. Lo hacía impecable. Junto a Julio Magdalena y José Camarasa formó el Trío Tallista que actuaba en eventos musicales de los que proliferaban por aquel entonces.

Fue durante muchos años el tenor solista de la Masa Coral “La Aurora” y en varias ocasiones cantó piezas religiosas en la Iglesia Parroquial “San Vicente Ferrer” siendo acompañado al órgano por Ascensión Guijarro Jover, su fundadora y directora. Poseía un agudo fácil que se caracterizaba por un brillo vibrante, fuerte casi metálico. Esto en canto se denomina “esqüilo” y han hecho gala de ello grandes voces como Hipólito Lázaro, Mario del Mónaco, Alfredo Kraus, Manuel Ausensi entre otros. Una noche de ensayo de la zarzuela Los Gavilanes, tuve el placer de escucharle el “Costas las de Levante” (la salida de Jorge dela zarzuela, Marina) que cantó a tono, es decir tal cual está escrita. Esto no lo hacen todos. He sido testigo en el Teatro Principal de Alicante de que algunos tenores para poder cantar esta pieza, la orquesta se ha visto obligada a transportarla (bajarla) de tono. El día que La Masa Coral “La Aurora” estrenó la primera representación de Los Gavilanes en el teatro – cine “La Esperanza”, Juan abordó el rol de Gustavo, el tenor solista de dicha zarzuela. Me encontraba en el patio de butacas. Esta zarzuela, a pesar de estar obligada a barítono, tiene una romanza para tenor bellísima, “Flor roja”. Hay magnificas grabaciones realizadas de ella, mi preferida es la de nuestro gran tenor aragonés Miguel Burro Fleta. De modo anecdótico he de decir que este gran tenor maño natural de Albalate del Cinca (Huesca) tuvo el honor de que el Rey Alfonso XIII en un decreto real le autorizó, de un modo muy especial, el cambio del orden de sus apellidos y ya quedó Miguel Fleta que es como ha pasado a la historia. Pues bien. Juan Pastor la cantó espléndidamente de tal modo que se lo agradecimos con una gran salva de aplausos y varios elogiosos epítetos producto de la emoción percibida al escucharle.

Deseo romper una lanza en favor de “La Zarzuela”. Nuestra zarzuela. Recuerdo que en las décadas de los 60 y 70 se hacían representaciones muy dignas por todo el territorio nacional (las Antologías de Tamayo, entre otras) pero luego hubo un bache realmente penoso poniendo en escena zarzuelas con orquestas más que reducidas e incluso en ocasiones desajustadas; vestuario escaso y raído; cantantes sin las mínimas e imprescindibles condiciones vocales; decorados viejos y en un estado deplorable. Esta falta de respeto, de seriedad, de dignidad hacia nuestro arte lírico nacional se tradujo en la indiferencia y la escasa asistencia del público a los teatros. Afortunadamente este proceder parece que ha ido menguando y prueba de ello es que últimamente podemos asistir a representaciones muy dignas no sólo por compañías profesionales sino también por grupos amateurs, poniendo en escena obras de gran dificultad y prestigio y a la vez rescatando títulos menos conocidos pero no por ello carentes de frescura y belleza artística. Mi más sincera enhorabuena.

Y volviendo con nuestro recordado sanvicentero, diré que fue el Maestro y uno de los  fundadores de la Tuna o Rondalla de Sanvicentina. Enseñaba a tocar, de un modo altruista, desinteresado la guitarra, la bandurria y el laúd a jóvenes e ilusionados sanvicenteros. Llegó a componer alguna pieza para el grupo con la que más tarde conseguimos plausibles éxitos allá en donde la interpretamos. Ya posteriormente, a pesar de que hubo algún conato de volver a la escena, nunca más se le escuchó cantar en público.  

Para terminar he de decir que en varias ocasiones tuve el honor, el placer de compartir escenario con nuestro homenajeado. Por aquel entonces, quien esto escribe, comenzaba a cantar en público y me fijaba mucho en él. Le admiraba. Su canto era muy afinado y con mucho gusto interpretativo. Un agudo fácil con un registro amplio y hermoso. Actuaba sobre el escenario con soltura, con estilo, con clase.

Creo que nadie, aquí en San Vicente, ha sido capaz de cantar romanzas, canciones, boleros, etc. auto-acompañándose con la guitarra, como lo hacía él. En esta faceta concretamente, era un Gran Maestro. Le envidiaba.

Gracias, Juanito (así es como se le llamaba cariñosamente en el pueblo), fue un placer conocerte y aprender mirándote y escuchándote. Siempre te recordaré.

Falleció el 29 de agosto de 1995.

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