Serafín Serrano, experto en ciberdelincuencia

El PIN (acrónimo inglés de Personal Identification Number) es un número de cuatro dígitos que, junto a la tarjeta de crédito, permite operar en cajeros automáticos o autorizar compras en un datáfono o terminal de punto de venta. Un dato tan necesario como la propia tarjeta y cuyo olvido puede acarrear la imposibilidad de esa preciada compra o quedarnos “sin un duro” cuando más lo necesitamos.

La integridad de nuestros ahorros, vinculados a este trozo de plástico, están en claro riesgo en caso de pérdida o sustracción del mismo. El PIN es la única barrera que nos protege del acceso ilegítimo al dinero que podamos tener en nuestra cuenta bancaria. Por ello es vital que esa combinación numérica sea lo más exclusiva posible.

Y sobre este PIN. Hay quienes establecen aleatorias combinaciones que son capaces de recordar en todo momento. Por otro lado, otros “con menos memoria” optan por apuntar el PIN en un pequeño trozo de papel escondido junto a la tarjeta o disimulado entre otra información. Y finalmente hay quienes prefieren establecer como PIN sencillas secuencias repetitivas de un mismo número (0000, 1111, 2222…), ocurrentes o recurridas (1004, 6969, 1212, 2000…), secuenciales (1234, 3456, 7890…) o el año de nacimiento que figura en el DNI, custodiado en la misma cartera (1976, 1981…).

¿Alguno de los números indicados coincide con su clave PIN?. Tanto si ha sido así como si no, les invito a seguir leyendo este artículo, donde les mostraremos la posibilidad de obtener una combinación única y fácil de recordar, basada en una sencilla regla nemotécnica. Porque el número PIN, asignado por la entidad bancaria y asociado a nuestra tarjeta de crédito, puede ser modificado fácilmente.

En primer lugar ideemos una frase de cuatro palabras que sea fácil de recordar. La misma podría ser (sólo como ejemplo) “Me Gustan Los Perros”. Observen que se ha destacado en mayúsculas la primera letra de cada palabra. En este ejemplo hemos obtenido la combinación de letras “MGLP”.

Posteriormente observemos el teclado de nuestro teléfono (fijo o móvil). Veremos que cada número está asociado a varias letras (excepto el 1 y el 0). Busquemos las letras de nuestra combinación de iniciales y anotemos el número que les corresponde. Para el caso de nuestro ejemplo sería el 6457. Y ya tendríamos un PIN absolutamente personal, complejo y fácil de recordar. La misma acción es extensible al PIN de la SIM de nuestro teléfono móvil.

Seamos conscientes de los riesgos que conlleva el uso de contraseñas débiles… o llevar anotado el PIN en la misma cartera donde guardamos la tarjeta de crédito.

Y recuerden… en un mundo conectado la ignorancia no es una opción.