Pascual Andrés Tévar

El pasado 04 de abril de 2024 después de varios años, concretamente desde el 2019, que yo
acierte a recordar, dedicamos la tarde después de comer, a salir de compras con la compañera
de la vida, en un taxis, dado que no conduzco desde 2020, y tampoco tengo ni quiero ningún
vehículo. Y lo hicimos, después de tenerlo pensando, desde hace muchas semanas, y
buscando, sin ansiedad el día adecuado.
Esta salida, es como una confirmación, de que estoy, me siento, y vivo, a mi manera, el tiempo
de la jubilación. Porque, en un jueves cualquiera, en mi trabajo, nunca hubiera sido posible, y
mucho más al horario abierto de ir, dejar que el tiempo, sin prisa, y sin pausa, nos lleve a la
hora de decidir volver.
Cuando decides jubilarte, tienes que luchar, cada día, por tener claro, que la vida ha
cambiado, pero por otra parte, no puedes valorarlo, y sentirlo por dentro, sino vives y palpas
las consecuencias. Y una de ellas, ha sido esta, sencillamente, salir de compras, sin presiones
ni ataduras, que te lo limiten o impidan, aunque por otra parte , no te dejen el tiempo que
necesitas, pero es verdad, que no todo , se puede hacer en una larga tarde, pero al fin y al
cabo , limitada en el tiempo.
Así que los hechos, de mirar, de coger, de probar, de darle otra vuelta a la decisión , y al final
de elegir, no es tarea sencilla. Es necesario, después de tantos años, armarse de paciencia, y
saber escoger, minuciosamente, los tiempos, y no desesperarse nunca, para tener la
templanza, de escoger bien, entre todas las opciones. Y teniendo muy claro, lo que condiciona
la economía familiar, aunque hayan transcurridos varios años.
Llega la etapa, de pasar al mostrador, donde la empleada, con simpatía, más o menos
improvisada, te prepara en bolsas lo elegido, una vez pasado por el código de barras, y te
muestra lo que hay pagar. En ese momento, y solo en ese, hechas mano de la cartera, y sacas
la tarjeta, y empieza el proceso de pago, salen los tiques correspondientes, y pasas la tarjeta
por el control digital, y te vas haciendo a la idea, de lo que va a cobrar, o mejor dicho, a sacar
de tu cuenta el banco correspondiente. Y sabes que las consecuencias las tienes asumidas.
Luego, te tocará reflexionar, y analizar, con mucha calma, cuando vas a estar preparado por
volver a salir de compras, pero eso, es otra historia,
Al final, decidimos, ir a la cafetería, y tomarnos un refresco, al fin y cabo, no es hora de cenar,
y por otra parte, la experiencia, te h salido un poco costosa para los ingresos familiares. Pero
por otra parte, tienes conciencia, que después de varios años, se ha convertido, en una
inversión a largo plazo, antes de volver a repetirlo- Es decir, será incuestionablemente
necesario, hacer un estudio, de las necesidades , y de los gastos, mucho antes de volver a
pensar en similar aventura.
Por otra parte, hay algo en este asunto, que compensa todos los sacrificios, y todas las dudas,
y es que , después de mucho tiempo , he podido ir de compras con la compañera de la vida, y
sentido de verdad, que llegar a la jubilación, no es un final, sino pasar, o mejor dicho, ser capaz
de pasar de una etapa , que conoces, del trabajo y su mundo, a otra de la jubilación y su
mundo, la cual no conoces, y no tienes más remedio, de luchar por descubrirla , en todas sus consecuencias. Y como decía el Dúo Dinámico, en una de sus canciones NUNCA ME
ACOSTUMBRARÉ, pero al menos, esperamos, seguir teniendo oportunidades, de seguir
intentándolo.
Así que, en este periplo de la jubilación, voy descubriendo, que aunque las limitaciones físicas
te golpean cada día, y las mentales, no te dejan acceder a todas las historia de tu vida, ni de
todos los recuerdos, sí, te abren de par en par, una oportunidad como la de este día, que te
hace sentir una nueva aventura, que merece compartirla, y saborearla, en todos los detalles y
misterios, con la compañera de la vida, y con el empuje y el influjo, de nuestra increíble luz
mediterránea.