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EL MUNICIPIO Y LA SOCIEDAD SANVICENTERA HACE 100 AÑOS: 1924

FRANCISCO CANALS BEVIÁ

Doctor en Economía – Universidad de Alicante

Presidente del Cercle d’ Estudis “Sequet Però Sanet”

Hace ahora cien años, en 1924, el municipio sanvicentero tenía, según el censo de este mismo año, una población de 4.746 habitantes, menos del diez por ciento de la actual. La población que residía en el casco urbano era algo más de la mitad, mientras el resto vivía en caseríos diseminados por el término. Veintitrés calles y dos plazas conforman el núcleo urbano; con un total de 1.195 viviendas, incluidas las de las partidas rurales. El casco urbano dispone de agua corriente en las casas, aunque no de alcantarillado, ni asfaltado.

La plaza principal se denomina de la Constitución, y es la actual Plaza de España, la cual es enmarcada todavía por la Casa Abadía o “Casa del Cura (el espacio anexo a la Iglesia actualmente). Su destrucción, en la Guerra Civil, supuso un atentado a la Historia y al Patrimonio Cultural del Municipio; con independencia de un hecho antirreligioso. La calle Salamanca continuaba hasta la actual calle Dominguez Margarit, es decir, no existe la Avenida. El tranvía que comunica con Alicante ha sido electrificado este mismo año.

La gran mayoría de las casas son de una planta, o a lo sumo dos; modestas viviendas de lo que podemos denominar “clases populares” o “clase trabajadora”. No existen ni grandes mansiones, ni residencias señoriales. A partir de estos años aparecerán residencias de una incipiente burguesía local; mayormente de profesionales. Lo que sí que destaca es un elevado número de esplendidos chalets, villas campestres o residencias veraniegas, pertenecientes a la burguesía alicantina; los cuales rodean el casco urbano

Llama la atención que, dos de las principales calles del núcleo urbano histórico, reciban los nombres de “Calle Ancha de Castelar” y de Pi y Margall, políticos republicanos, el primero unitario y el segundo federal. Lo cual es un indicador sociopolítico relevante; (y más en plena Dictadura de Primo de Rivera). Las elecciones posteriores, ya en época republicana, reflejarán la votación mayoritaria a “les esquerres” u opciones de centro-izquierda, o izquierda moderada, de la gran mayoría de la población.

La característica socioeconómica más importante es que el pueblo se encuentra en pleno proceso de tránsito de la agricultura a la industria. El censo de población activa (lo reflejamos al final) destacan la presencia de obreros de “Teulars”, de la industria del mueble; además de los carreteros o un nutrido colectivo de “cigarreras”. Han surgido fábricas de muebles de “estilo inglés. Y el pueblo, en plena Dictadura de Primo de Rivera, se verá beneficiado por la etapa de expansión económica, materializada en promoción industrial y obras públicas.

La vida cultural es intensa para la época, más de una banda de música y otras manifestaciones musicales, teatros con actuaciones de compañías de Madrid, las cuales actúan en el pueblo, al estar comunicado con ferrocarril. Proyecciones cinematográficas. Escuelas regentadas por “Librepensadores”, sociedades laicas o izquierdistas, que organizan conferencias, etc.

El ferrocarril es el principal factor de desarrollo, no sólo económico del municipio. Fue el principal elemento que posibilitó la instalación de una fábrica de tejas y ladrillos, en el actual campus universitario Y será la causa de la instalación de una fábrica de cemento, solicitada licencia en el próximo año 1925.

Como demuestran las cifras de población activa, “El Teular” es la principal industria, seguida de cerca por el sector de la Ebanistería. Los carreteros siguen siendo el principal mercado del trabajo. La agricultura, y además de puro secano, nunca pudo ser un gran sector económico (si exceptuamos la “agricultura de la Barrella” en el siglo XVIII).

El cuadro de la población activa que acompañamos, nos muestra una radiografía de la sociedad sanvicentera hace ahora cien años El trabajo de la mujer, oficialmente reflejado en el Censo era de Cigarreras (nada menos que 56), horneras, lavanderas o maestras y enseñantes; figuran dos propietarias. El resto, trabajaban todas, como era lo normal en las clases populares o trabajadoras de la época, no sólo en labores de hogar, sino en cualquier actividad, ya fuese en el bancal, propio o ajeno, en el corral de su casa con los animales, o cualquier taller; eso sí, no figuraban en los censos. “Senyoretes” había pocas, muy pocas.

Conocer científicamente el pasado sanvicentero, tener una visión global de lo sucedido, es requisito imprescindible para explicarnos el presente, y prever el futuro.

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