Pascual Andrés Tévar

En esta vida actual tan ajetreada y ocupada por asuntos materiales , de egoísmos, de
ambiciones monetarias, de anhelos materiales miserables y mezquinos, es bueno, es
imprescindible, de vez en cuando, ser capaces de ver luces que nos salven de la insensible vida
que vivimos y que compartimos, sin mérito alguno, como meros sobrevivientes sin sentido.
Ante este panorama tan miserable y deprimente, y materialista, me he atrevido en observar,
con un poco de calma a los PAJAROS que nos rodean, y tienen la osadía de atreverse a vivir con
nuestra miserable y egoísta existencia.

Desde hace tiempo, me he atrevido a observarlos, y fuera de rigores científicos de todo tipo,
me atrevo a manifestar lo que siento y lo que pienso, y lo hago desde el lado más personal,
pasando de largo los rigores científicos de nombres y comportamientos de estos seres
vivientes, porque es una expresión y un sentimiento personal, que está fuera de todos los
catálogos y encasillamientos científicos.

Se está poniendo el asunto, que casi no podemos atrevernos a expresarnos con LIBERTAD. Y saben que, que MANDO A LA MIERDA, a todos y todas los que se atreven a insinuarnos como tenemos que expresarnos o como tenemos que pensar. SOY Y ME SIENTO LIBRE EN TODAS LAS INFINITAS CONSECUENCIAS.

Así que volviendo al tema de los PAJAROS con los que convivo a diario, me siento invadido
alegremente, cuando cada día desayuno y almuerzo y como, en la terraza de mi restaurante
amigo, que formen parte del paisaje, y sobre todo, cuando sobrevuelan la mesa, con sus
vuelos atrevidos, buscando la comida salpicada, y hasta atreviéndose a ponerse encima de la
mesa, y participar con una pizca de los alimentos preparados. Y aunque me dan, sensaciones
de impertinencia, se la consiento, a mi manera, porque dan esa sensación de libertad, que
ahora con la que tenemos en esta etapa de nuestra historia, hasta me resulta alentadora.
Así que los PAJAROS se han convertido en unos acompañantes necesarios, en los almuerzos, y
también en las comidas, y en todas las circunstancias que vivo en el restaurante amigo, hasta
el punto, que los considero, como unos compañeros necesarios y simpáticos. De tal manera,
que es tal su punto de atrevimiento, que en determinados momentos, he tenido que aprender
a convivir con ellos, y tener, ó inventar, una mutua simpatía. Porque sus vuelos, me animan el
espíritu, y me hacen soñar, de poder volar, sin prisas, con la mente, al menos, y en
determinados y pocos momentos únicos, aunque sea a costa de atreverme, a soñar
despierto. Aun sabiendo, que volveré a la rutina material, aburrida, asfixiante, y sin
sobresaltos emocionales.

Por otra parte, en casa , en los amaneceres, y en los anocheceres, los PAJAROS, en otras
historias y contactos, me acompañan cada día con sus vuelos, y sobre todo con su cánticos,
hasta el punto, que los considero parte sustancial de mi convivencia. De tal forma, que me
ayudan a entender el anochecer, y a entender el amanecer. Y que por otra parte, tengo claro,
que las noches, y los despertares, no serán lo mismo, y voy más lejos, no tendrían sentido.
Ellos, me ponen a salvo de la rutina, y del aburrimiento insoportable, y me demuestran, lo que
representa ser LIBRES sin miedos ni barreras.

También siento a mis AMIGOS LOS PAJAROS en los amaneceres, de los fines de semana,
cuando salgo a caminar, antes de la salida de la luz solar, y por donde voy pasando, me van
acompañando, con sus cánticos libres y atrevidos, y sus vuelos interminables e infinitos. Como
si de alguna manera, quisieran dejar claro, que SON MAS LIBRES QUE YO, y que me muestran
el camino, para luchar, y ser un rebelde inconformista siempre. Por mi parte, lo intento, y soy
consciente, de que es misión imposible, pero al menos, por pensarlo y sentirlo, ya me siento
un poco liberado, y con ánimo, para seguir luchando, y resistiendo a mi manera.

En consecuencia, me atrevo a decir, que cuando veamos , observemos, y convivamos con los
PÁJAROS, los consideremos, lo entendamos, como unos AMIGOS, que tratan de darnos clases
de libertad, y que solo pretenden convivir en libertad, y que la comida repizcada, es solo una
pequeña muestra, de lo que pueden transmitirnos. Pero, para ser capaces de aprender, hay
que quitarse la toga de la soberbia, de la arrogancia, del egoísmo material, y creer en los
valores de verdad, en la solidaridad, en la tolerancia, y en la libertad responsable, y bien
entendida, para de verdad, pensar en los demás antes que en nosotros mismos, siempre, y no
cuando nos apetece, o queremos aparentar.

Por otra parte, y de una forma muy especial, los PAJAROS se han convertido en un aliado,
inesperado, para entender a la compañera de mi vida, y en sus largas e interminables horas
nocturnas, y, madrugadas hermosas, me hacen sentirme a su lado, aunque sea en sueños,
porque de forma mágica me tienen conectado con sus vuelos increíbles, y sus cánticos
envolventes y mágicos, rompiendo los hermosos amaneceres, que sé que ella observa, porque
me los cuenta, de maravilla, a su manera.

Y es que mis AMIGOS LOS PAJAROS me inspiran una filosofía positiva para vivir y para
compartir, y lo reflejan las citas; “A la una canta el gallo, a las dos el ruiseñor, a las tres la
totovía, a las cuatro sale el sol, y a las cinco ya es de día”, y la de;” El pájaro que vuela es
porque no tiene dueño”. Eso es alegría de vivir, y de compartir.

Así que cuando, pienso, hablo y siento a mis AMIGOS LOS PÁJAROS, lo hago envestido de la
libertad sin barreras, porque soy consciente, que cuando en la vida atropellada, insensible, y
materialista, y violenta, de cada día, me invade la monotonía, la insensibilidad y el egoísmo
material , ellos, me ponen a salvo, y me hacen sentirme desata mente libre. Menos mal, que
con ellos encuentro un refugio, para intentar ser más libre, más solidario, y más luchador, y me
siento invencible, aunque sea en sueños, con el apoyo y la fe de nuestra increíble luz
mediterránea.