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En la Penumbra

Celia Davilla, TSID (Alicante), nos envía esta carta en la que describe lo importante que es el trabajo de este colectivo en el día a día y lo poco reconocidos que están, los estudios que realizan, las labores que desempeñan y lo olvidados que están por las administraciones públicas.

Soy TSID, Técnico Superior en Imagen para el Diagnóstico, más conocido como Técnico de Rayos X. Me decidí a escribir esta carta tras leer un artículo en el periódico “El Confidencial” del periodista Antonio Villareal, en el que hablando sobre los técnicos de radiodiagnóstico afirmaba que: «a priori los técnicos de radiología estaban clasificados como de bajo riesgo» y «hasta que comenzó la crisis, estos profesionales (técnicos superiores en imagen para el diagnóstico o TSID) se desempeñaban habitualmente realizando radiografías o escáneres a los pacientes, pero ante el acuciante déficit de test, tuvieron que reconvertirse y pasar a realizar placas portátiles de tórax directamente a los pacientes». ¿Reconvertirnos? Llevamos en la penumbra desde los años 80 cuando el Ministerio de Sanidad y Consumo nos reconoció como profesionales capacitados para realizar técnicas radiológicas y de medicina nuclear. Desde entonces, venimos luchando para poder realizar el trabajo para el que nos hemos preparado y, aún después de 40 años, nos siguen negando el acceso a muchos de los puestos de trabajo que deberíamos ocupar y que, por clasismo, corporativismo y costumbrismo arcaico, están ocupados por personal que no está ni cualificado ni titulado para ello.

Llegué a esta profesión por casualidad y no por vocación, buscando la manera de reinventarme. A los 42 años no me importó empezar a estudiar rodeada de gente 20 años más joven que yo. No sabía en qué consistía ni a lo que me enfrentaría y es que, como muchos otros, pensaba que este trabajo era realizado por profesionales de enfermería. ¡Qué equivocada estaba!

Somos un colectivo que está y siempre ha estado en primera línea, no sólo ahora con esta pandemia

Nos preparamos durante 2 años estudiando, entre otras asignaturas, la física de los RayosX y sus efectos sobre los pacientes para garantizar una buena calidad de imagen con una dosis mínima. Diseccionamos el interior de los equipos para entender cómo funcionan y poder sacarles el máximo partido, realizamos sus controles de calidad, colaboramos y participamos en programas de formación e investigación, pues debemos estar en continuo movimiento como consecuencias de los grandes avances tecnológicos. El estudio de anatomía del cuerpo humano es básico para el desarrollo de nuestro trabajo. Colaboramos en la obtención de muestras biológicas y manipulación de las mismas, así como en la información y preparación del paciente para la realización de procedimientos. Aprendemos cómo se comportan los medios de contraste y radioisótopos, así como sus reacciones adversas para poder administrarlos. Trabajamos codo con codo con los médicos radiólogos para obtener el mejor diagnóstico de cada paciente; somos, junto con ellos, el personal de un servicio central tan importante como imprescindible en cualquier hospital o centro especializado.

Somos un colectivo que está y siempre ha estado en primera línea, no sólo ahora con esta pandemia. Un elevado porcentaje de los pacientes que llegan a diario a urgencias pasa por el servicio de Radiodiagnóstico. Ecografías, radiografías, Tacs, Resonancias Magnéticas, PETS, gammagrafías, mamografías, densitometrías, estudios del aparato digestivo y urinario, son sólo algunas de las pruebas que realizamos. Asistimos a los radiólogos en procedimientos de intervencionismo y, a diario, acudimos a los servicios especiales como quirófano, UCI, REA, Neonatos y también a las plantas para hacer radiografías con equipos portátiles. Médicos especialistas, sin nuestras pruebas diagnósticas, no podrían ni valorar ni tratar a sus pacientes: digestivos, urólogos, cardiólogos, neurólogos, traumatólogos, internistas, ginecólogos, dermatólogos, oncólogos, intensivistas…etc. ¿Y se dice que «a priori» somos clasificados de bajo riesgo? Tratamos directamente con los pacientes y el posible contagio de enfermedades como la meningitis, tuberculosis, gripe, hepatitis, Ébola, COVID-19, SARS, o cualquier tipo de enfermedad infecciosa nos hace tan vulnerables como al resto del personal.

Por todo esto y por más hace tiempo que venimos reivindicando que, los Técnicos Superiores, pasemos a estudiar un grado universitario como se hace en el resto del mundo. Las 2.000 horas invertidas no son suficientes para todo el trabajo que desarrollamos. Además, el no estar equiparado nuestro título al del resto de Europa y muchos otros países, vemos reducida nuestra movilidad laboral a España, impidiendo así nuestra expansión y desarrollo. Estamos incluidos en el grupo B desde 2015 pero nuestra remuneración corresponde al C, lo que significa que nuestro salario está por debajo de nuestra categoría. Que no nos llamen HÉROES, no lo somos. Somos un colectivo que seguirá trabajando por y para sus pacientes y es que son ellos el motor de nuestras inquietudes y ganas de superación. Somos los que seguiremos luchando y reivindicando nuestros derechos olvidados por las administraciones públicas y gerencias de hospitales, pero que en el día a día y sobre todo ante cualquier emergencia sanitaria, seguiremos en primera línea demostrando nuestra profesionalidad, potencial y, sobre todo, humanidad.

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