Pascual Andrés Tévar

A lo largo de la vida, no puedes, por muchas elucubraciones que hagas, aislarte de la historia en
la que de una u otra forma está involucrado. Y voy a parar, a la época de nuestra historia, como
país, en estas elecciones de julio de 2023, y todas sus repercusiones. Y como no quiero ser
historiador, ni periodista, ni nada que se le parezca, voy a intentar reflexionar, en voz alta lo que
siento y percibo, alejado de todas las influencias de partido, y de creencias políticas. Es decir,
voy a meditar, como un sencillo ciudadano de a pie.

A lo largo de mis más de 73 años de vida, he vivido una etapa de la historia de nuestro país,
donde sobrevivir dignamente era la importante. Y en mi caso, y en de muchos de mi generación,
la escuela era una catequesis perfecta de la “normas”, del régimen, o como queramos llamarlo,
que nos tenían bien instruidos, para pensar de una manera. Y en casa, teníamos un debate
encarnizado, de, entre mis aleccionados pensamientos políticos, y los de mi padre, totalmente
identificado con lo que me trataba de inculcar de lo que era la verdadera de libertad. Hasta tal
punto, que era mejor no hablar de esos temas en casa, porque el entendimiento era imposible.
De tal manera, que fue en la universidad, cuando con mis veinteañeros años, percibí, las razones
de peso invencible, que tenía mi padre, en todos los sentidos.

Pues bien, ahora, en este otoño caliente de 2023, en el clima, especialmente mediterráneo, en
los hogares, en las calles, en las instituciones, en los colegios, en las universidades, en las
empresas, en los estadios, en los pabellones, en los restaurantes, en los bares, en los comercios,
en cualquier rincón, donde convivan más de un ciudadano o ciudadana, el debate caliente y
encendido está servido, tan caliente como el que teníamos mi padre y yo, dentro de casa, pero
con una diferencia sustancia, la libertad, y la democracia, que tienes que involucrarte cada
amanecer. Y todo, parece ser, provocado, por una LEY DE ANMISTIA, que está haciendo
tambalear la fortaleza de nuestra CONSTITUCION DE 1978, y todas las normas de convivencia
que han salido de ella, y que son las raíces de nuestra DEMOCRACIA.

Por consiguiente, como decía uno de nuestros presidente de la democracia, como ciudadano,
no podemos ni debemos permanecer impasibles, y sentir, y pensar, que en este debate que se
nos plantea tras las ELECCIONES DE JULIO 2023, todos contamos, y circunscribirlo a las cuatro
paredes de nuestro PARLAMENTO DEMOCRATICO, en estos momentos de nuestra historia, no
es ni puede ser, suficiente. Y como no es suficiente, deben abrirse, todos los caminos, y todos
los foros, y todos los debates, para que ni un ciudadano o ciudadana, se quede sin participar,
ante una decisión tan trascendental, como lo en la que queramos, o no queramos, estamos
todos todas, involucrados.

Es pues vital y necesario, que la convivencia en un país, en una nación, o como queramos
llamarlo, que identificamos con el nombre de España, en cada una de sus autonomías, de sus
ciudades, de sus pueblos, de sus aldeas, de sus maravillosos rincones, ningún ciudadano o
ciudadana, debe permanecer impasible, todos y todas contamos. Y como hemos demostrado, a
lo largo de la historia, y especialmente en nuestra trayectoria democrática desde 1978, sin
perder la calma, el sentido común, y hasta el humor, ser capaces de superar este reto, y con
todo el esfuerzo, sacrificio, y coraje, mantener, ahora más que nunca viva la paz de la
convivencia en libertad. Y como no soy quien para, ni siquiera para insinuar lecciones, voy a
trabajar, mejor dicho, voy a seguir trabajando duro, por mantener la paz viva, en mi familia, en
mi empresa, en mi peña, en las cafeterías, en los restaurantes, en los comercios, y en todos los
entornos, en los que sea capaz de moverme. Porque, de alguna manera, estaré haciendo algo
positivo porque esta maravillosa tierra, en la que tengo el honor de vivir, y sobre todo de

compartir, siga, avanzando, cada amanecer, con la ilusión de ganar día a día, juntos, libres, y
pacíficamente el futuro.
Se ha terminado el debate en el Parlamento, y se ha elegido un Presidente, a pesar de todo,
pienso que la democracia se ha salvado, existe un acuerdo, existe una ley de AMNISTIA, y existen
unos compromisos con muchos partidos políticos, y con muchas y señaladas e identificadas, e
históricas Autonomías, Nacionalidades, o Países, o como queramos llamarlo. Habrá que, que
negociar mucho, habrá que trabajar mucho, pero lo que nunca debe pasar, es que los demás
ciudadanos y ciudadanas de nuestra tierra llamada España, se queden al margen. Todas y todas,
formamos parte de esta hermosa aventura, y todas y todos, debemos, de una u otra forma, ser
partícipes, libre y pacíficamente, y trabajando duro, del nuevo camino, y en definitiva, de nuevo
futuro, en el que no caben exclusiones , sino convivencia en libertad.
Como, al fin y al cabo, somos solidarios, no podemos, ni debemos, permanecer impasibles, con
las guerras y la violencia, muertes, y destrucciones, contra lo que no encuentro palabras, que
nos sacuden cada día. Y construir la paz, en libertad, es un buen camino, para ayudar a otros
países, y sacudir e impulsar el sentimiento solidario.
Así que, con todos los debates, y pasiones, a cuestas, y en vivo, sigo, y me siento, plenamente,
convencido, que tenemos argumentos, y sobre todo, que tenemos valores, que están por

encima, de pasiones y emociones, partidistas. Y que saben guiarnos, con todas las dudas
encendidas, cual es el camino a seguir, bajo la luminosidad serena, de nuestra increíble luz
mediterránea.