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En homenaje a la ‘Sociedad Musical La Esperanza’

Texto de José R. Carbonell Beviá en su sección SAN VICENTE, SU MÚSICA Y SUS MÚSICOS EN MI RECUERDO

Es de obligado cumplimiento el dedicar el homenaje en esta ocasión a la Música y por extensión a la Banda de la Sociedad  Musical La Esperanza de San Vicente del Raspeig pues durante este mes (22 de noviembre) se celebra la festividad de Santa Cecilia, su patrona.

San Vicente nace como municipio independiente en el mes de septiembre de 1837, pero queda segregado a Alicante en 1843. En el año 1871, se crea una agrupación musical a la que se le denomina “Sociedad Filarmónica”. Posteriormente el presbítero D. José Aracil funda la sociedad “Santa Cecilia”, cuya duración fue la de un lustro, escasamente. En 1890, San Vicente es la octava población de la provincia de Alicante. Y en 1905, aparece ya de un modo definitivo la Sociedad Musical la Esperanza de San Vicente del Raspeig.

Mi vinculación con la Banda viene desde mis ancestros. Mi abuelo paterno, Vicente Carbonell, era músico de la Banda; mi padre Ramón Carbonell también, tocaba el bombardino y el trombón e incluso la caja, si era necesario; mi tío paterno Vicente Carbonell, tocaba el trombón en “La Esperanza” y en la B. M. de Alicante; mi tío materno, José Mª Beviá Pastor, tocaba el clarinete y era copista de partituras y transcribía obras para ser interpretadas por la Banda. Mi primo hermano Ramón Canals, también formó parte durante un tiempo de la Banda. Tocaba el bombo. Y por último mi sobrino Alejandro Canals Baeza, que ha sido clarinete principal durante varios años.

Siguiendo con un breve recorrido histórico, allá por los años 30 surgió una anécdota pintoresca. Por una discusión entre músicos sobre un Mi bemol de la selección de la zarzuela “Pan y toros” se fraccionó la Banda. Claro está que había ideas políticas diferentes que fueron en realidad el génesis de tal división. Durante unos años actuaron por separado, pero acabada la guerra se unieron y su primera ubicación fue lo que hoy es el cine “La Esperanza”. En los años 1940 y 1941 acuden al certamen de Villena consiguiendo el 1º Premio y el 2º respectivamente. En el año 1950, la Banda “La Esperanza” con D. Luis Torregrosa, como director, acude a un certamen en Elche en donde el presidente del jurado es D. Carlos Cosmen Bergantiños. El lunes 14 de agosto se hace en el Teatro-Cine La Esperanza un concierto con idéntico programa con el que van a competir: a) RIENZI. (Obertura). R. Wagner. Obra de libre elección en el Certamen de Elche. b) GUILLERMO TELL. (Obertura). G. Rossini. Obra obligada en el Certamen. c) GERONA. (Pasodoble). Lope. Para dicho evento acudieron todos los músicos amateurs y profesionales sanvicentinos que había esparcidos en diferentes agrupaciones musicales civiles y militares del territorio nacional.  El enfrentamiento personal entre estas dos “sabias batutas” provocado porque ambos pretendían ocupar el puesto de director de la B. M. de Alicante, hizo que nuestra banda fuese galardonada con el 2º premio en lugar del primero, según apreciación de los músicos y acompañantes de nuestra localidad.

Durante el curso 1978 – 79, la sociedad organiza un festival de bandas en el que intervienen las agrupaciones de Liria y Villafranqueza. El entonces Presidente y a la vez clarinete solista, Juan Montoyo Torregrosa, hace subir a nuestra Banda al templete preparado para tal acto con el motivo de que el pueblo pueda comprobar que la banda está a punto de desaparecer. Sólo quedan 16 músicos. Es dirigida por el ciezano, José Gómez Villa. Dada la precariedad en que se encuentra, intervienen las autoridades y después de unas cortas pero fructíferas gestiones, asume la dirección de la Banda Francisco Amat García que de inmediato se pone a trabajar, a dedicarle horas y horas y en 1982 se compite en un certamen de Orihuela y se obtiene un muy merecido 2º Premio, con tan sólo 27 músicos. Y así un sin fin de certámenes, festivales, y otras actuaciones que me sería del todo imposible relatar en tan reducido espacio de que dispongo. El día 10 de marzo del 1990, la Coral Tabaquera dio un concierto conjuntamente con la Banda en el cine la Esperanza y uno de los componentes de la cuerda de tenores era un servidor. Otro evento que recuerdo con mucho cariño fue el concierto que se dio un sábado por la mañana, en el parque Juan XXIII, para los escolares de la población y que tuve el honor de ser quién lo montó y también, dada mi profesión, el animador del mismo. Tengo una grata reminiscencia de haber participado junto a otros compañeros solistas de la lírica en un Concierto en Honor a la Patrona de la Música “Santa Cecilia”. También guardo en mi memoria, muy entrañablemente, cuando la Banda me acompañó en una fría mañana de febrero durante el sepelio de mi padre. Toda mi familia les quedamos muy agradecidos por tan loable y emotivo gesto. Y hasta la fecha, la Banda no ha parado de cosechar éxito tras éxito. Enhorabuena.

No se concibe un pueblo, por pequeño que sea, que no posea su banda de Música. Lo importante es que exista, que esté ahí, que se esfuerce en mejorar su calidad sonora y su labor cultural y social, que no haya nada que llegue a deshacerla, porque si las personas llegamos al extremo de ser necesarias, la Banda de Música en los pueblos es algo más, es IMPRESCINDIBLE.

Bibliografía: ARACIL GÓMEZ, José C. ENTORNO A LA BANDA DE SAN VICENTE.

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