Jorge Salinas – militante del PSPV-PSOE de San Vicente del Raspeig

Asignar una jornada en nuestro calendario para celebrar un día dedicado a la Mujer, nos lleva a pensar que estamos reivindicando su papel en esa fecha y que el resto del año no cuenta.

Cuando echamos la vista atrás, en España, a mediados del siglo pasado, valoramos positivamente todos y cada uno de los avances que en materia de derechos y de  igualdad de la mujer se han ido consiguiendo, sin embargo, no es posible medir el criterio de igualdad sin eliminar diferencias y de esta forma considerar que estamos hablando de igualdad.

Las diferencias vienen dadas por la existencia de unas bases culturales y de educación que de padres a hijos no contemplan alterar lo mas mínimo aquello que nuestros antepasados nos transmitieron. Gracias a los cambios legislativos y a la lucha de los diferentes colectivos de mujeres, es posible avanzar en derechos y en igualdad.

Con el tiempo en nuestro retrovisor, sin perder de vista los avances en materia de derechos y de igualdad, observamos con preocupación las barreras y los limites que tienen que superar las mujeres a diario. Vemos que resulta dificil erradicar los índices de violencia de genero y de machismo que, además de las políticas de seguridad, requieren de una mayor concienciación social de los verdaderos problemas.

Las políticas de igualdad, sea cual sea la edad, la formación e incluso la discapacidad, requiere de que niños y niñas, desde su infancia, vean que no existen diferencias, salvo las propias de su genero, que tanto uno como otro pueden ser iguales, sobre todo en la igualdad de oportunidades, de acceso a la formación y al empleo para su futuro.

Los clichés que se crean para definir qué es un hombre o una mujer, a lo largo de los años, demuestran que niño o niña tienen una etiqueta que los define (juegos de niñas, de niños, ropa de niña, de niño…..) y esto posiciona su visión de futuro.

Para poder mejorar en derechos y en igualdad, hace falta generación a generación, trabajar en igualdad de oportunidades en el empleo, en la conciliación familiar y sobre todo en la educación.

En resumen, el verdadero cambio vendría de la mano de la educación, en el seno familiar fundamentalmente, ahí es donde radica parte del problema a solucionar, sin olvidar que la sociedad debe tener claros los principios de igualdad hombre/mujer, es algo tedioso, pero posible.